martes, 30 de noviembre de 2010

México lindo y querido


Como otros países hispanoamericanos, México celebró este año el Bicentenario del inicio de su Independencia. También celebró, el pasado 20 de noviembre, el Centenario de una Revolución que intentó culminar sin éxito, lo que la guerra independentista dejó inconcluso. Los fastuosos festejos estuvieron marcados por la paradoja de ver a los vencedores reivindicando a los vencidos. Entre tanto, fuertes medidas de seguridad delataban el miedo oficial a una nueva rebelión popular.

En 1810, un sacerdote que se carteaba con Francisco de Miranda, llamado Miguel Hidalgo, se unió a la conspiración contra el régimen colonial. El 16 de septiembre, desde el campanario del pueblo de Dolores, tras un encendido discurso lanzó el célebre grito cuyo eco retumba hasta nuestros días:¡Viva la América y muera el mal gobierno!. Tras dirigir una rebelión mayoritariamente indígena Hidalgo fue capturado, juzgado, condenado a muerte y maldecido por la Inquisición. México sella su Independencia de España en 1821 (el mismo año en que la Batalla de Carabobo selló la de Venezuela), pero no mejorarán las condiciones de las mayorías hasta el arribo a la presidencia, en 1858, de un indígena zapoteca llamado Benito Juárez.

Pese a sus intentos fallidos de libertad, México es potencia cultural y artística de Nuestra América. Su arquitectura y escultura prehispánica deslumbró a los conquistadores; fue cuna del movimiento muralista más importante del continente; meca del cine antes que Holywood y origen de múltiples géneros musicales y dancísticos que trascienden sus fronteras. Ha sido una barrera cultural contra la colonización ideológica de los EE.UU. Sin México seríamos más agringados de lo que somos, gracias a México somos más latinoamericanos. En la cultura colonialista que todavía subsiste se instauró la dominación, pero en la cultura popular de herencia milenaria están las claves de su liberación.

En este año Bicentenario y Centenario México enfrenta el desafío de volver a encender la llama que portaron hombres como Hidalgo, Morelos, Juárez, Villa o Zapata; hoy representada en su presidente legítimo Andrés Manuel López Obrador. Porque México merece un destino mejor que el fraude neoliberal que lo desgobierna. O como alguna vez dijera el sub Cdte. Marcos: Cada quien tiene su propia pesadilla, y en esa propia pesadilla uno tiene que decir YA BASTA.

martes, 2 de noviembre de 2010

Un parque con corazón


Aunque era agosto 2011 ese sábado el cielo parecía decembrino y hacía más verde un Ávila totalmente despejado. Al ver estos colores a Pedro se le ocurrió una idea que sintió genial: ¡Vistamos a los niños que nos vamos al parque! Su esposa le recordó que los 50 bolívares que quedaban de la quincena no alcanzarían para ningún paseo. No te preocupes -respondió sin dudar- llevaremos merienda y gastaremos menos que eso.

Llegaron en metro y al entrar un agente de la Policía Nacional del Comando que custodia el parque los saludó con una sonrisa. A pocos pasos un zanquero vestido de arlequín les anunció la obra que en pocos minutos comenzaría en las inmediaciones de la Concha Acústica.

Terminada la presentación se dispusieron a ir al Planetario por lo que abordaron el trencito gratuito que los llevó en un bonito recorrido por esta joya del paisajismo moderno. En el trayecto, una agradable voz femenina narraba la historia del lugar, su valor patrimonial como Bien de Interés Cultural, los servicios que ofrece y recordaba algunas normas para su cuidado, porque “el Parque es de Todos”. Ya en el Planetario, por apenas 14 bolívares, entraron a la función que por 40 min. los transportó en un interesantísimo viaje de a través del espacio.

Al salir, se sentaron bajo la sombra de un frondoso apamate para disfrutar los sanduchitos y una refrescante ensalada de frutas que mamá había preparado. Continuaron rumbo al Lago grande que exhibía una flota de botes nuevecitos. Durante media hora los cuatro se divirtieron navegando por el lago y sólo pagaron la mitad de la tarifa, porque el servicio era gratuito para niños menores de 12 años y personas de la 3era. edad.

De allí se dirigieron al majestuoso Leander que parecía flotar en el mismo lago. Por el muelle que los fue transportando 200 años al pasado ingresaron a la cubierta cubierta principal. Pudieron ver y tocar réplicas de nuestra bandera madre, la primera imprenta que llegó a Venezuela y los cañones. Recorrieron el camarote del General Miranda y estando a bordo del barco sintieron lo que la valentía de un puñado de patriotas es capaz de hacer por un ideal de Libertad. Salieron conmovidos de lo que acababan de conocer y muy orgullosos de ser venezolanos.

“Este fue uno de los mejores días de mi vida”, comentó de regreso a casa, el pequeño Sebastián a sus padres.

jueves, 28 de octubre de 2010

El Sócrates de América


A Simón Rodríguez se le conoce como maestro de Bolívar. Mucho menos conocida es su dimensión de filósofo, pedagogo de altísimo vuelo y pensador republicano. Ni siquiera se le estudia seriamente en las escuelas de educación. Mientras nuestros aprendices de maestros estudian las teorías de Freire, Piaget, Durkheim, Gramsci o Morin; muy poco se aborda el pensamiento del “Sócrates de América”, como lo llamó el Libertador.

Pionero de la educación popular en una época donde el conocimiento era exclusividad de quienes podían pagarlo, defendió también el derecho de las niñas a ir a la escuela. Para Rodríguez “popular” significaba “general”, es decir lo que hoy llamamos “universal”. No es sólo educación gratuita sino acceso universal a la educación.

Hizo énfasis en que el objeto más importante de la educación era aprender a vivir en sociedad. Ante este conocimiento todo lo demás es secundario. También fue pionero en la enseñanza de artes y oficios desde la primera infancia porque, según decía: más aprende un niño en un rato, labrando un palito que en días enteros conversando con un maestro que le habla de abstracciones superiores a su experiencia.

Uno de sus aportes más importante es su comprensión sobre el significado de la educación. Para Rodríguez, igual que para Sócrates, educar no es transmitir conocimientos, enseñar destrezas ni memorizar información, sino enseñar a pensar. No es rol del verdadero maestro enseñar qué pensar, sino cómo hacerlo. Y la mejor manera de hacer esto es motivar, en lugar de censurar, la curiosidad humana: Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les manda a hacer, se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a la costumbre como los estúpidos.

El pensamiento conduce a la acción, pero Rodríguez sabía muy bien que el pensamiento soberano conduce a la acción soberana: Enseñen y tendrán quien sepa; eduquen y tendrán quien haga. Mucho se ha citado su célebre expresión “inventamos o erramos”, pero vale aclarar que Rodríguez nunca pretendió reinventar la rueda ni mucho menos despreciarla porque otros la hayan inventado. Más bien propuso un camino intermedio que merece la pena tener presente: Tomen lo bueno, dejen lo malo, imiten con juicio y por lo que les falte INVENTEN.

martes, 19 de octubre de 2010

El país sin nombre


Había una vez un país que no tenía nombre. Y como no tenía nombre lo llamaron “estados unidos”. Salvo la alianza de varios estados vecinos, esa denominación nada representaba porque tampoco era un nombre sino una circunstancia. Necesitaban algún referente positivo que los identificara. Es así como adoptaron el nombre del continente apellidándose Estados Unidos de América.

Por la grandeza de sus fundadores suponemos que no hubo premeditación expansionista en el bautizo de la que pudo haber sido una gran República en lugar del Imperio más criminal de la historia. Pero todo nombre, e incluso la ausencia del mismo, acarrea gentilicio. Esto es, la denominación que se da a los ciudadanos de cada región o país. A diferencia de lo que algunos creen, el gentilicio de EE. UU. no es “estadounidense” (palabra que no existe en inglés) sino “american” o “americano”. En este gentilicio se produjo la usurpación de la Identidad Continental y el país que no tenía nombre terminó secuestrando el de todos sus vecinos.

¿Si todo el continente se llama América por qué algunos llaman “americanos” a los habitantes de un sólo país? Seamos del Norte, del Centro o del Sur de América ¿no somos todos americanos? El colmo es que los demás americanos utilicemos la palabra “americanos” para hacer referencia a los habitantes de los Estados Unidos. Y en el mejor de los casos les llamemos “norteamericanos”, lo cual también resulta incorrecto porque mexicanos y canadienses también son norteamericanos.

Un “estadounidense” no puede llamarse a sí mismo de otro modo que no sea “americano”. Pero eso no significa que el resto de los americanos renunciemos a nuestra identidad continental o que aceptemos las denominaciones cargadas de racismo y desprecio que se utilizan desde el norte para desconocer el gentilicio compartido: latinos, hispanos, chicanos, cholos, etc.

Quizá no podamos cambiar la percepción que muchos estadounidenses tienen del resto de los americanos, pero siempre podemos escoger el espejo en el que nos vemos y las palabras para nombrarnos. También podemos realizar una labor educativa explicándole a cada compatriota que se refiera a los estadounidenses como “americanos”, que todos los demás habitantes de este continente somos igualmente americanos. Aun cuando éste fuera el único rasgo que tenemos en común con los estadounidenses americanos.

martes, 12 de octubre de 2010

¿Cuál raza?


El “Día de la Raza” lo inventó un español para conmemorar la llegada de Cristobal Colón al “Nuevo Mundo”. Siendo presidente de la Unión Iberoamericana, Faustino Rodríguez-San Pedro impulsó esta idea en 1913 con la “buena intención” de estrechar los lazos que unen a España y América. En los años sucesivos, la mayoría de los países hispanohablantes adoptó la “celebración” del 12 de octubre como Día de la Raza.

La idea era recordar para siempre que en 1492 Europa “descubrió” América, pero nunca estuvo muy claro a cuál “raza” se refería el nombre de la efeméride. Desde la óptica americana algunos interpretaron que se trataba de la nueva identidad que, producto del mestizaje y el sincretismo cultural entre blancos, negros e indios, dio lugar a una especie de “raza americana”. Desde el otro lado del Atlántico (aunque también de éste) otros aseguraban que aludía a la “raza española” que finalmente se impuso sobre las demás “civilizando” buena parte del continente. La verdad es que el término “raza” ha entrado en desuso, entre otras cosas porque no existen razas puras y porque además de procesos de mestizaje histórico nada significan expresiones como “raza española” o “raza americana”.

Después de pasar medio siglo celebrando el colonialismo americano como si de una bendición se tratara, algunos países han ido notando la pobreza ideológica y el carácter colonialista de la expresión “Día de la Raza”. Entonces le han dado otros nombres y nuevos significados. Es así como en Costa Rica cambió a “Día de las Culturas” en 1994; en Bolivia Evo Morales lo llamó “Día de luto” en 2009 y después lo decretó como "Día de la Descolonización"; y en Argentina el de Día de la Raza hoy se llama “Día del respeto a la Diversidad Cultural”. Incluso España, en 1958 ya había cambiado el término por “Fiesta de la Hispanidad".

En Venezuela, desde el 2002 fue cambiado por decreto presidencial a “Día de la Resistencia Indígena”. Es una manera de recordar algo invisible para las mentes todavía colonizadas: A pesar de 500 años de asesinatos, exterminio, saqueo, imposición y políticas “civilizatorias” que sólo ofrecían asimilación cultural, todavía existen indígenas en nuestro territorio. Existen y resisten. Y gracias a la Constitución Bolivariana de 1999 hoy son ciudadanos con todos los derechos culturales, económicos, políticos y sociales, sin dejar de ser indígenas.

lunes, 4 de octubre de 2010

Golpe de última generación


Todo comenzó con una protesta policial por reivindicaciones laborales. Los medios opositores, acostumbrados a desinformar a conveniencia, lograron implantar la matriz de opinión de que una nueva ley, que busca poner orden en el sector público ecuatoriano, perjudicaba a los policías. Muchos policías se lo creyeron aunque antes de la presidencia de Correa nunca tuvieron mejores beneficios. Hasta allí, nada fuera de lo normal.

La novedad es que un Presidente se vaya al cuartel de la policía para dialogar personalmente con ellos. En condiciones normales se habría valorado el gesto y escuchado sus argumentos. Pero esto no ocurrió y la máxima autoridad nacional recibió bombas lacrimógenas por respuesta. Una agenda golpista estaba en marcha y utilizaba la protesta policial como detonante.

Aunque el ingreso de Correa al hospital haya sido voluntario, su retención, junto a la feroz represión contra el pueblo que intentaba rescatarlo, evidenció una situación abiertamente insurreccional. Si no se trataba de un golpe de Estado en desarrollo ¿cómo se explica que la situación sólo pudo revertirse por medio de una arriesgada operación armada de rescate que pudo costar la vida del primer mandatario? ¿Si fuera sólo un problema de “insubordinación” por qué se disparó contra el vehículo presidencial?

Quienes niegan la evidencia del golpe alegan que no había líderes visibles, ni pronunciamiento golpista; pero el golpe clásico está obsoleto. La CIA ha perfeccionado sus métodos, siendo Bolivia ejemplo reciente de golpe fallido y Honduras de golpe exitoso. No es difícil imaginar los hilos que se movían en la sombra durante las 10 horas del cautiverio de Correa. Fue un plan tan bien concebido que de tener éxito no parecería un golpe y de no tenerlo tampoco.

Se apostaba al magnicidio más o menos “accidental” para lograr el objetivo último: Revertir la Revolución Ciudadana liderizada por Correa y ofrecer el máximo apoyo a un presidente más “amigable” con los intereses norteamericanos en las próximas elecciones “democráticas”.

Aunque nunca se conozca en detalle el plan golpista, es una tontería ideológicamente motivada negarlo o reducirlo a “sublevación” policial, como hicieron los medios opositores de aquí y de allá. Si esta historia no nos sonara tan familiar a los venezolanos, más de un incauto creería que no fue un golpe.

martes, 28 de septiembre de 2010

El poder de la Asamblea


Dicen los zapatistas que ellos nunca se propusieron asaltar el Palacio de Gobierno sencillamente porque allí no estaba el poder. Esta afirmación puede desconcertar a cualquiera que esté familiarizado con la concepción clásica del poder político, pero invita a hacernos una pregunta lógica: ¿Si el poder no está en las estructuras convencionales del poder, a dónde carrizo fue a parar?

Tan provocadora interrogante podría generar tratados de filosofía política; pero todo ciudadano debería pensarla alguna vez. En el mundo zapatista la autoridad emana de la obediencia y consideran más legítimo el poder social que el político. Mandar significa mandar obedeciendo; es decir, que quien manda es porque obedece. De allí que todas las decisiones trascendentes que afectan la vida de sus comunidades se decidan en Asamblea.

Los zapatistas han demostrado que incluso en condiciones de acoso y cerco militar la democracia directa es posible. Dándole la razón a quienes (desde Rousseau a nuestros días) pregonan que la soberanía reside en el pueblo. Si la soberanía es una dimensión del poder, entonces un pueblo soberano, un “pueblo legislador”, será un pueblo poderoso.

En Venezuela, al igual que en muchos otros países, la Asamblea Nacional es un poder formal que emana de las atribuciones que le confiere la Constitución. Su legitimidad viene dada por la voluntad popular expresada por los electores, pero es el espacio “natural” de la democracia representativa. Conserva su carácter representativo sencillamente porque todos los ciudadanos no podrían hacer las leyes al mismo tiempo.

La democracia participativa y protagónica, todavía en período de prueba, parece estar en otra parte (en los Consejos Comunales, por ejemplo) y no es malo que así sea. Sin embargo, hay una forma de que la Asamblea Nacional no solamente sea representativa y legítima sino republicana: Legislando a favor del Bien Común. Esto es, que haga su trabajo oyendo y obedeciendo la voz del pueblo.

Es evidente que el “poder” está diseminado de manera desigual en diversos ámbitos (político, económico, militar, cultural, social, individual); pero ¿dónde habrá más poder? ¿En los siervos del dinero? ¿en las multinacionales? ¿en los medios? ¿en los Palacios de Gobierno? ¿en las armas de los imperios? ¿O tal vez en el corazón de cada hombre y mujer consciente de nuestro pueblo?

martes, 14 de septiembre de 2010

Daniel Cohn-Bendit


Con 23 años fue la voz más audible del Mayo ‘68. Aquella revuelta juvenil que sacudió las instituciones y las mentes de la sociedad francesa sin un plan preconcebido. Lo que comenzó como una protesta estudiantil por cuestiones académicas, posteriormente se extendió a las fábricas y acabó convirtiéndose en la mayor impugnación a la “modernidad establecida”.

Los rebeldes del Mayo francés reivindicaban la espontaneidad como estrategia de lucha y proclamaban la necesidad de que la imaginación tomara el poder. Fue un ruidoso llamado de atención, no solamente a la clase política sino a toda la sociedad adormecida en el consumismo, para reivindicar el derecho de exigir lo imposible.

Al cabo de unos meses las protestas se habían propagado a varios países europeos, a EEUU, México. Incluso llegó a tener eco en nuestra UCV en la llamada Renovación Universitaria del '69. Si la universidad era el mecanismo reproductor del orden establecido su transformación sería el germen de una nueva sociedad.
Por su liderazgo antipartidista y sus críticas a “la vanguardia dirigente” tildaron a Cohn-Bendit de anarquista y la prensa lo bautizó como “Dany el rojo”, aunque él prefería llamarse libertario. En una entrevista que Jean Paul Sartre le hiciera en pleno fervor de las protestas, declaraba:

La posibilidad de lograr que la enseñanza brindada en la universidad se transforme en una "contraenseñanza", que no fabrique más cuadros bien integrados sino revolucionarios, es una esperanza que me parece un poco idealista… Las gentes caerán en el engranaje del sistema. En el mejor de los casos serán miembros de una izquierda "bien pensante", seguirán siendo, objetivamente, los engranajes que aseguran el funcionamiento de la sociedad. Nuestro objetivo es lograr una "enseñanza paralela", técnica e ideológica. Se trata de que nosotros mismos removamos la universidad sobre bases totalmente nuevas, aunque no dure más que unas semanas. Lo importante no es elaborar una reforma de la sociedad capitalista, sino hacer una experiencia de ruptura completa con esta sociedad, una experiencia temporaria, pero que deje entrever una posibilidad. Se percibe algo, fugitivamente, y se desvanece, pero es suficiente para probar que ese "algo" puede existir.

Estas palabras dichas hace más de 40 años arrojan luces para entender la situación de la UCV que, que siendo vanguardia en épocas no muy lejanas, hoy exhibe tanto conservadurismo. Me atrevo a aseverar que la “enseñanza técnica e ideológica “paralela” se está construyendo al margen de la “casa que vence la sombra” en la actual Universidad Bolivariana. El reto consiste en que este experimento, que no reproduce la misma sociedad de donde surgió no envejezca prematuramente y termine fosilizándose.

Desde 1999 Cohn-Bendit es eurodiputado y líder ecologista. Ha dicho que la izquierda verde no está ni a la izquierda de la izquierda ni a la derecha de la izquierda. Simplemente está adelante, es su ala innovadora y desoxidante. De allí que después lo llamaran “Dany el verde”. Por su defensa de la diversidad cultural, también le han llamado “Dany el Lila”. Sirvan estas palabras de modesto homenaje para Dany, el multicolor.

martes, 7 de septiembre de 2010

El zamuro atómico


Desde la invención de la primera bomba atómica, EEUU abrió la caja de Pandora y liberó una maldición sobre toda la humanidad en forma de miedo perpetuo. Por iniciativa de cualquiera de las “potencias” atómicas, el planeta puede reventar en cualquier momento o padecer el “invierno nuclear” (expresión más terrorífica todavía) tras unas cuantas explosiones. Es bien sabido que una mínima parte del arsenal global puede convertir en geografía lunar las grandes ciudades y los más hermosos paisajes.

Después de Hiroshima y Nagasaki la amenaza atómica es una realidad que instauró el terrorismo nuclear a nivel planetario. Más allá de la diplomacia de alto nivel, contra este fantasma no es mucho lo que podemos hacer. En este contexto, en el que ya ni se habla de desarme, a la ONU le preocupan más los países que podrían desarrollar la temible bomba, que los que ya la tienen por millares. Ni siquiera parece preocuparle el único país que ha demostrado que es capaz de utilizarla.

La amenaza nuclear parece diseñada para que el planeta entero viva asustado. A falta de inteligencia y sensibilidad humana podemos esperar que al menos se imponga el instinto de conservación de la especie. Ese lado animal que no requiere raciocinio para privilegiar la vida sobre la muerte. También podemos mantener la esperanza de que, llegado el caso, algo superior nos salvará de la locura autodestructiva de las potencias nucleares.

Finalmente, ninguna creación humana destinada a generar un terror ineludible es digna de que le otorguemos demasiada importancia. Si no podemos cambiar el orden nuclear que padecemos, tampoco tiene sentido que nos siga aterrorizando. ¿Acaso 65 años de miedo atómico no bastan? Al igual que la mayoría de los temores, este tampoco nos sirve para nada.

Sirvan de exorcismo estos versos liberadores de nuestro querido “Chino” Valera Mora:

Para los que meten miedo con el zamuro atómico
recordándonos que las luchas de liberación
pueden provocar una espantosa catástrofe
yo les digo he aquí mis bienes terrenales
tres litros de aire de capacidad pulmonar
medio siglo de burocratismo soviético
y dos mil años de crímenes sucesivos
entonces no tengo mucho que perder
señores de la guerra por mi parte
pueden ir apretando los botones.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Así era el Leander


Desde la Pinta, la Niña y la Santa María hasta el Buque Escuela Simón Bolívar, muchos barcos han formado parte de la historia de Nuestra América. Desde hace 500 años naves conquistadoras, exploradoras, mercantes, corsarias y piratas surcan las costas del “Nuevo Mundo”. Pero hace dos siglos, algunas de estas naves, recuperadas para la causa independentista, se hicieron libertadoras.

Una en particular merece ser conocida y recordada por el alcance continental del sueño de Libertad que transportaba. El heroico barco que Francisco de Miranda fletó en Nueva York, a finales de 1805, del que hasta hace poco conocíamos casi nada. Los historiadores lo mencionan indistintamente como bergantín, corbeta, fragata y hasta goleta. Lo que da cuenta del escaso interés que se le había prestado a la primera embarcación que desafió 300 años de dominio colonial en América.

El Proyecto Leander no sólo consiste en la construcción de una réplica en tamaño real del buque mirandino, sino que implica su reconstrucción histórica y simbólica como patrimonio nacional y continental. Gracias a una reciente investigación que reúne los aportes de un equipo multidisciplinario en el que destaca el especialista en historia y construcción naval Gerardo Vivas Pineda, hoy sabemos cómo pudo haber sido y responder algunas preguntas clave sobre el Leander.

Se trataba –sin lugar a dudas– de una corbeta de tres palos. Las corbetas eran similares a las fragatas pero de menor tamaño. Derivaron de éstas a finales del S. XVIII, y gracias a su casco más angosto ganaron en velocidad. De allí que el Leander lograra escapar a la persecución de las naves españolas en el fallido desembarco de Ocumare, pero no así las pequeñas goletas Bee y Bacchus que fueron capturadas con sus 60 tripulantes.

El Leander tenía 18 cañones. Muy modesto poder de fuego considerando que para la época existían naves gigantescas que pasaban de 100 cañones. Medía Aprox. unos 33 metros de eslora (largo) por 8 metros de manga (ancho máximo) equivalentes a la corbeta promedio. El mascarón de proa, anticipando su destino, era la figura de un guerrero.

El Leander viene navegando desde el olvido hacia el futuro, y en algunos meses volverá a desplegar sus velas e izar sus banderas en el Parque Generalísimo Francisco de Miranda. Su nombre se escribe con “L” de Libertad Continental.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Los papeles de Miranda


Hoy explicaremos el término que da nombre a este blog. Como conocedor de la cultura griega y seguramente inspirado en el término “Politeia” utilizado por Platón, Francisco de Miranda inventó la palabra “Colombeia” para denominar su monumental archivo de 63 tomos. Contiene documentos sobre numerosos temas, cientos de cartas enviadas y recibidas, sus diarios y notas personales.

La Colombeia viene siendo una especie de atlas universal o “enciclopedia de autor” que contiene información de primera mano en castellano, inglés y francés sobre literatura, teatro, música, arte, arquitectura, ciencias, derecho, economía, comercio, agricultura, historia, artes militares, filosofía y política. Recoge los acontecimientos que a finales del siglo XVIII cambiaron el orden mundial, como la Guerra de Independencia de los EEUU y la Revolución Francesa. Contiene también curiosidades como un instructivo para el mantenimiento de las flautas, numerosas partituras, el relato de una boda griega y catálogos de los libros que compraba en cada país que visitaba. La diferencia con cualquier otra enciclopedia es que todo lo que allí aparece fue vivido o conocido personalmente por Francisco de Miranda.

El término Colombeia ha sido traducido como “papeles relativos a Colombia”; pero es, en su conjunto, la mejor autobiografía de quien dedicó su vida a la causa de la libertad y unidad de Nuestra América. Una traducción más apropiada a nuestro parecer, sería “legado para Colombia”, porque los papeles de Miranda son los papeles de América. La herencia del primero de nuestros libertadores, todavía ignorada por la mayoría de los americanos.

A menudo se confunden los términos Colombeia y Colombia. Ambos ideados por Miranda. El primero para su archivo y obra escrita; el segundo, como un nuevo nombre del continente por libertar que se extendía desde México a la Patagonia. Paradójicamente, hoy le sigue dando nombre a una porción de América Latina que todavía espera ser liberada, esta vez, de las garras de otro imperio.

Más de un siglo estuvo extraviado el archivo de Francisco de Miranda hasta que en 1922 un historiador inglés encontró intactos los 63 tomos de la famosa Colombeia. Estaban en la biblioteca familiar de un antiguo ministro de Guerra de Inglaterra, donde habían ido a parar después de ser confiscados en la aduana de Curazao en 1812. El archivo no pudo ser capturado por los españoles debido a que había sido embarcado en un buque inglés anclado en la Guaira un día antes de que Miranda cayera prisionero. Fue así como la Colombeia se salvaría para la posteridad.

Gracias a las gestiones realizadas por Caracciolo Parra Pérez en 1926, el Gobierno de Venezuela compró el archivo por 3.000 libras esterlinas, cumpliendo así la voluntad de Miranda expresada en su testamento previo a la Expedición Libertadora de 1806: “…todos los papeles… se enviarán a la ciudad de Caracas… a poder de mis deudos, o del Cabildo y Ayuntamiento, para que colocados en los Archivos de la Ciudad testifiquen a mi Patria el amor sincero de un fiel Ciudadano y los esfuerzos constantes que tengo practicados por el bien público de mis amados compatriotas”.

Estas palabras dejan ver que Miranda era consciente del valor documental y testimonial de la Colombeia y la veía como memoria de su propia vida. Lo que no imaginaría es que dos siglos después la UNESCO le otorgaría el título de Memoria del Mundo “por su valor excepcional que debe ser preservado para beneficio de toda la humanidad”. Resulta paradójico que Venezuela tenga un Patrimonio mundial prácticamente desconocido por los venezolanos. Una maravillosa fuente primaria de cultura general, historia, ideología y pensamiento político latinoamericano y universal que sólo es del dominio de algunos historiadores.

De la Colombeia se han hecho dos ediciones difíciles de conseguir: “Archivo del General Miranda” y otra totalmente traducida al español pero todavía inconclusa, con el nombre de “Colombeia”. ¿Qué pasaría si todos los niños de Venezuela pudieran contemplar alguna vez esos misteriosos libros con los documentos que Miranda escribió, preservó y organizó con sus propias manos? Seguramente se interesarían en conocer su contenido. Descubrirían que, hace más de 200 años, comenzó en Venezuela el proyecto piloto de un mundo nuevo.

martes, 24 de agosto de 2010

Censura falaz


Una falacia es una trampa argumentativa que hace creíble una mentira. Cuando los periódicos opositores denuncian censura gubernamental por restringir contenidos como la foto de la morgue que exhibía en primera plana cadáveres desnudos en proceso de descomposición, estamos ante una falacia orientada a reforzar una matriz de opinión preexistente. ¿Por qué se trata de una falacia?

La censura siempre surge del temor. El temor del censor a los efectos de la expresión libre del pensamiento. Es, por tanto, una acción ofensiva contra la libertad de expresión que siempre debe ser rechazada. En este caso, la medida dictada por un tribunal viene dada como acción DEFENSIVA (especialmente de los niños y adolescentes) de la agresión premeditada de unos medios sin escrúpulos. Al quedar en evidencia que la extemporánea foto ni siquiera tiene valor noticioso, han confesado su intención de crear un “shock”. A falta de argumentos dicen que se trató de un acto de “desobediencia civil”.

Si una pareja fuera sancionada por realizar actos sexuales en una plaza pública, nadie diría que se está censurando el derecho a expresar libremente su amor. Tampoco es válido que alegaran en su defensa que lo hicieron intencionalmente para llamar la atención sobre el alto costo de una habitación de hotel.

Si un exhibicionista se mostrara desnudo al lado del quiosco de periódicos que se encuentra muy cerca de la salida de una escuela todo el mundo condenaría esa actitud y nadie dudaría en exigir que se aplique la ley contra el infractor. Sólo un necio sostendría que se está censurando la libertad de expresión del pobre exhibicionista.

Si hasta los editores de revistas eróticas y pornográficas moderan las fotos de sus carátulas, cubren las partes que pueden resultar ofensivas y colocan una visible advertencia de que se su venta está prohibida a menores de edad, ¿por qué ha tolerarse este ejercicio de ”pornoperiodismo” sin límites por parte de El Nacional y Tal Cual?

Reprimir una conducta delictiva y antisocial no puede calificarse de censura. Es legítima defensa por parte de un Estado obligado a proteger a sus ciudadanos. La supuesta censura en este caso es trampa y chantaje. Saben que hicieron algo intolerable, pero su juego es muy simple: provocar para luego presentarse ante el mundo como víctimas de censura.

martes, 17 de agosto de 2010

Pornoperiodismo


Todo el mundo sabe qué es la pornografía. Podría definirse como la comercialización de sexo explícito con fines estimulantes. Como “entretenimiento para adultos” se le considera inofensiva, pero su carácter adictivo la hace uno de los negocios más lucrativos del mundo. Se supone que quien la consume sabe lo que hace, aunque la mayoría de la gente la descubre antes de tiempo. Sin embargo, cuando su lado más morboso pasa a formar parte de la línea editorial de algunos medios, cualquiera que desee estar informado puede ser víctima del ofensivo “periodismo pornográfico”.

El término acuñado por Andrés Izarra en respuesta a CNN recuerda la vieja discusión que intenta establecer la frontera entre erotismo y pornografía. Si existen criterios para distinguir arte de vulgaridad y literatura de panfleto; en el ámbito de la comunicación también los hay para diferenciar información de propaganda.

¿Qué podemos entender como pornografía periodística? No se trata de que las atractivas anclas de los noticieros comiencen a aparecer ligeras de ropa; es la renuncia a la estética y sobre todo a la ética con fines de lucro político. La diferencia entre periodismo y pornoperiodismo no es la ausencia de línea editorial (y por ende ideológica), sino lo que podríamos llamar honestidad editorial vs. soez amarillismo.

El pornoperiodismo es a la comunicación social lo que la pornografía es al sexo: un circo de actores, trucos, acrobacias, luces artificiales y mucho silicón, diseñado para estimular instintos básicos. Este oficio consiste en tomar pedacitos de realidad para minimizarlos o exagerarlos a conveniencia, tergiversarlos, manipularlos. ¿Significa que sólo dicen mentiras? No son tan torpes. Aunque mienten por lo que dicen, mienten más por lo que callan. Buena parte de lo que hace CNN, Fox News, Globovisión, El Nacional, El Universal, entre otros, cabe perfectamente en esta categoría.

¿Tiene argumentos recurrentes? ¿exhibe nuevos actores con el mismo guión? ¿Toma una situación real (inseguridad, corrupción, por Ej.) para distorsionarla con fines políticos? ¿Vive del tubazo, el escándalo, la tragedia, el dolor y el llanto de la gente? ¿Carece de escrúpulos? ¿Miente sin ninguna vergüenza? ¿Es mayor la porción de realidad que omite que la que muestra? ¿Es fábrica de miedos? ¿Da más cobertura a la muerte que a la vida? Se trata de un típico caso de pornoperiodismo.

viernes, 6 de agosto de 2010

La batalla de Maratón


2010 es un año para celebrar la libertad. Venezuela y otros países de América Latina conmemoramos 200 años de haber dado pasos irreversibles hacia la Independencia política y la República Helénica conmemorará 2.500 años de una gesta que preservó su libertad. Se trata de la histórica batalla de Maratón. La primera derrota que Grecia propinó al imperialismo persa, que no había sido derrotado durante décadas.

Cuenta la leyenda que los soldados atenienses dijeron a sus mujeres que si no regresaban antes de la próxima puesta del sol mataran a sus hijos y se suicidaran para no caer en manos del enemigo, que había amenazado con violarlas y asesinarlas junto a sus parientes. Los griegos ganaron la batalla pero les tomó más tiempo de lo previsto. Entonces, el soldado más veloz llamado Filípides, fue enviado a la ciudad de Atenas, situada a cuarenta y dos kilómetros de la planicie de Maratón.

Aún agotado por la batalla Filípides corrió con todas sus fuerzas y antes de que se ocultara el sol llegó para impedir el sacrificio. Apenas entró a la ciudad cayó al suelo extenuado y sólo alcanzó a pronunciar la palabra “niké” antes de morir. Niké significa victoria. En homenaje a esta heroica carrera se le dio el nombre de Maratón a la que por mucho tiempo fue la máxima prueba de resistencia de los juegos olímpicos modernos.

Cuando en 1786 Francisco de Miranda estuvo en Grecia visitó Maratón para estudiar en el terreno la estrategia utilizada por el general griego Milcíades contra el ejército invasor. Experiencia que para Miranda dejaría huella en su formación como estratega militar antes de su participación en la Revolución Francesa y en la Independencia de Venezuela.

La batalla de Maratón no es una efeméride solamente para los griegos sino para los luchadores por la libertad en todas las épocas y en todo el mundo. Como diría el patriota republicano español Eduardo Pons Prades: las guerras van cambiando de nombre, la causa por la libertad es siempre la misma.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Vattimo


En ocasión del V Foro Internacional de Filosofía celebrado en Venezuela del 7 al 14 de julio de 2010, recibimos la visita de algunos reconocidos pensadores de oficio. Quizá el más ilustre de los visitantes fue el italiano Gianni Vattimo, uno de los padres, junto a Jean-François Lyotard, del llamado pensamiento posmoderno. Autor de obras tan leídas como El pensamiento débil; El fin de la modernidad; Creer que se cree; entre otras.

El posmodernismo es una corriente de pensamiento que estuvo muy de moda entre los años 80 y 90 del siglo pasado. Provocadora en sus postulados a menudo mal comprendidos y peor interpretados, terminó siendo portadora de un relativismo de dudosa moral que a menudo se interpretó como “vale todo” y “sálvese quien pueda”. Como consecuencia de su crítica a las utopías y su rechazo a la historia lineal evolucionista (sea capitalista o marxista) se le asoció al pesimismo intelectual. Siempre fue más digerible en el contexto de la Europa “postcomunista” que en la América verde y rebelde que sigue teniendo demasiadas razones para seguir luchando y soñando. ¿Y de qué sirve soñar si no es con cambiar este mundo por otro en que el hombre deje de ser un lobo para el hombre?

Finalmente, por la actitud resignada de muchos de sus defensores más que por sus postulados teóricos y filosóficos se terminó descalificando al posmodernismo como una tendencia conservadora y reaccionaria que a juicio de los más dogmáticos seducía a intelectuales y artistas sin mucha claridad ni compromiso político.

Treinta años después, Gianni Vattimo no se retracta y reivindica el posmodernismo de izquierda. Defiende que se puede ser posmoderno y revolucionario y al respecto declara: Se necesita una revolución. Que la hagan por favor. Nosotros en Europa ya no tenemos la fuerza para hacerla. En otras palabras, la esperanza del mundo entero está en Nuestra América.

Si bien la idea es transformar el mundo y no solamente comprenderlo, como acertadamente decía Marx; la historia del siglo XX nos enseña que su impostergable transformación no puede surgir de un dogma ni, solamente, de los Conceptos elementales del materialismo histórico. Eso sería cometer el error de oponer al Pensamiento Único capitalista otro pensamiento “único” pero de izquierda. Tal vez sea hora de volver a leer a Vattimo. Entender que el futuro, al igual que la historia, no es unidireccional, y sólo se construirá desde la creatividad del pensamiento diverso.

martes, 3 de agosto de 2010

Una Bandera para Nuestra América

Hace exactamente 204 años, después de seis meses de travesía e innumerables sacrificios, un hombre acompañado del primer ejército libertador de Nuestra América pisó tierra firme.

Después de derrotar al enemigo que intentaba impedir su desembarco (en la que puede considerarse la primera batalla victoriosa por la Independencia Continental) lo primero que hizo Francisco de Miranda en la Vela de Coro fue arrear la bandera imperial que durante 300 años había ondeado en la mitad del continente americano. Acto seguido izó en su lugar una nueva bandera que aportaba el azul a los ya conocidos rojo y amarillo. Fue el primer símbolo patrio de una América Latina no española.

Pese a las muchas leyendas que pretenden explicar el significado de sus colores, no existe consenso sobre la simbología atribuida por Miranda a su tricolor. Ni siquiera tenemos plena certeza del orden de los colores de la bandera que venía a bordo del Leander, toda vez que algunos testimonios de la época revelan que pudo haber sido azul, amarillo y rojo.

Se le conoce como Bandera Madre por ser la que dio origen a las actuales banderas de Venezuela, Colombia y Ecuador. Sin embargo, dada la pretensión continental del sueño mirandino, de haberse logrado la anhelada unión en una sola gran República desde México hasta Argentina, seguramente nuestro tricolor no sería la bandera de sólo tres países sino de toda Nuestra América.

Ya es tiempo de que la unidad espiritual y simbólica de América Latina tenga su propia Bandera. Aunque todavía falte camino por recorrer para lograr la completa unión política, económica y cultural del continente, tener una bandera de la Unidad Latinoamericana sería un excelente comienzo.

La UNASUR podría convocar un concurso en el que niños, jóvenes, adultos, profesionales y aficionados, podrían participar en igualdad de condiciones. Las bases las podría establecer una Comisión internacional a la que nos atrevemos a hacer una sola sugerencia: En honor a la bandera traída por Francisco de Miranda en 1806, madre de tres de nuestras actuales banderas nacionales, la propuesta de Bandera Continental deberá incluir en su diseño los colores: amarillo, azul y rojo.

Feliz día de la Bandera que -sea cual sea nuestra ideología- venezolanos, colombianos y ecutorianos llevamos en el corazón gracias a Miranda.

viernes, 30 de julio de 2010

Un Patrimonio dentro de otro Patrimonio


Uno de los aspectos menos conocidos de Francisco de Miranda es su pasión por la conservación de los bienes culturales. En plena Revolución Francesa sostuvo un fértil intercambio epistolar sobre este tema con su amigo Quatremère de Quincy, uno de los mayores teóricos del patrimonio artístico. Lo que Miranda no imaginaba es que el barco en el que llegó a Venezuela en 1806, llegaría a ser considerado patrimonio histórico por haber transportado el primer sueño de libertad continental. Actualmente, en el contexto de guerra simbólica que libra la Revolución Bolivariana, el nuevo Leander será un símbolo de soberanía latinoamericana que nos seguirá señalando el camino.

Sus detractores dicen que por culpa de la reconstrucción del Leander (que estará exactamente en el mismo lugar donde estuvo la extinta nao Santa María) el antiguo Parque del Este y actual Parque Generalísimo Francisco de Miranda nunca podrá ser declarado Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.

Esta falsedad fue negada categóricamente por el Instituto de Patrimonio Cultural, que ha dicho lo siguiente: El proyecto “Buque Museo Leander” ha sido desarrollado respetando los valores preexistentes, incorporando nuevas áreas para el disfrute y formación de sus visitantes y usuarios (…) mantiene la integridad y la autenticidad del Parque Generalísimo Francisco de Miranda; respeta los aportes de las diferentes épocas y trata de ser un aporte al Parque y al conocimiento de los momentos más importantes de nuestra historia, como fue la llegada de Miranda con la Bandera Nacional a las costas venezolanas y reconocimiento a un venezolano universal que llevó sus ideas revolucionarios y libertarias por todo el mundo.

Ayer persiguieron, difamaron y pusieron precio a la cabeza de Miranda, pero eso no impidió su regreso triunfal en 1810. En la actualidad, los descendientes ideológicos de los mantuanos se disfrazan de defensores del patrimonio, pero eso no impedirá que el Parque Generalísimo Francisco de Miranda, próximo a cumplir 50 años de existencia, se vista de gala para recibir a este nuevo patrimonio de 200 años de antigüedad.

miércoles, 28 de julio de 2010

Historia 3D


Decía Simón Rodríguez, a quien Bolívar llamaba el Sócrates de América, que más aprende un niño en un rato, labrando un palito que en días enteros conversando con un maestro que le habla de abstracciones superiores a su experiencia. La enseñanza de la historia, a menudo recargada de nombres de batallas, héroes y fechas, sigue siendo un desafío para el maestro y para las instituciones con fines educativos o divulgativos. A los libros no les podemos pedir demasiado. Tal vez más ilustraciones y mejores contenidos, pero el libro -textual y bidimensional- despierta muy poco entusiasmo en los niños y jóvenes de la era digital.

A menudo nos topamos con personas que no muestran interés por la historia. Aseguran que simplemente no les gusta o que les aburre. No debemos culpar a nadie por no recordar lo que debieron haber aprendido en la escuela. Seguramente tuvieron maestros incapaces de llamar y captar su atención. O como decía el gran filósofo americano: Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende no interesa.

Que diferente sería el proceso de enseñanza y aprendizaje de la historia si pudiéramos ver, tocar y sentir aquello que con palabras se narra en los libros. ¿Se imaginan que al hablar de la esclavitud pudiéramos ver y tocar las cadenas que le ponían a los esclavizados? ¿O que el hablar de la economía colonial pudiéramos ver, oler y tocar el fruto del cacao? ¿O que viajando en una máquina del tiempo pudiéramos ser fisgones de la conspiración de Gual y España tras la ranura de una ventana entreabierta? ¿O que pudiéramos imaginar la trascendencia de la Expedición de Francisco de Miranda mientras recorremos la cubierta del Leander? ¿O que en vez de leerlas en las páginas de un libro pudiéramos escuchar las palabras de un hombre del siglo XIX?

Si alguna vez en la vida tuviéramos una oportunidad como ésta, la historia dejaría de aburrir a tanta gente para convertirse en un viaje apasionante que haría más comprensible el presente. Este asombroso viaje que nos permite ver, tocar y sentir nuestro pasado ya es posible realizarlo. La máquina del tiempo se instaló en once salas del Museo de Bellas Artes, y lleva por nombre “La Revolución de 1810. Espíritu Libertario de un Pueblo”. Ve con toda tu familia y entenderás las palabras del poeta Lord Byron: El mejor profeta del futuro es el pasado.

martes, 27 de julio de 2010

Caín y Abel americanos


¿Si Colombia y Venezuela son pueblos hermanos, que compartimos una historia común, por qué hoy somos tan diferentes? Es una pregunta que cualquiera podría hacerse, y a la que en este artículo intentaremos responder.

Desde tiempos coloniales la importancia dada por el conquistador al Virreinato de la Nueva Granada contrastó con la modesta Capitanía General de Venezuela. Si Bogotá era Madrid, Caracas era Santa Cruz de Tenerife. Fue así como sus habitantes terminaron creyéndose aquella sentencia de Juan Montalvo: “Colombia es una universidad y Venezuela es un cuartel”.

Lo sorprendente es que esta pequeña y rebelde Capitanía General parió una generación de libertadores que llevó Independencia, soberanía e ideas republicanas a varias provincias y dos virreinatos. Pero la unión precisaba que las grandes y pequeñas comarcas liberadas se reconocieran como iguales para formar una gran república llamada Colombia que no fuera subestimable, invadible o chantajeable por las potencias acostumbradas a dominar el planeta.

Al hacerse libertador, Bolívar se erigió en padre de los territorios libertados, pero sus sectores más arrogantes y conservadores, herederos del complejo de superioridad de los españoles de Europa, nunca han sido capaces de verse y vernos como iguales. En ese resentimiento creció la semilla del separatismo y el desprecio al propio Libertador. No por casualidad las peores ofensas dirigidas a Bolívar, de las que a menudo se hace eco nuestra apátrida oposición, provienen de autores colombianos.

En Venezuela la segunda mitad del siglo XIX fue de guerra declarada a la oligarquía que dese entonces quedó disminuida y fragmentada; pero en Colombia la misma oligarquía antibolivariana nunca fue derrotada, se consolidó y hoy sigue gobernando esa violada nación.

La antigua Nueva Granada finalmente se quedó con el nombre proyectado por Miranda para todo el Continente y utilizado por Bolívar para su gran República multinacional. Se quedó con más territorio del que tenía por entonces y se llevó el “mérito” de haber dividido, con el asesinato de Sucre y la traición al Libertador, el sueño de la unión.

Afortunadamente Colombia no es sólo su oligarquía gobernante, pero mientras este sector criminal, antibolivariano y apátrida permanezca en el poder, Colombia seguirá pareciéndose a Caín intentado asesinar a Abel.

lunes, 26 de julio de 2010

El Leander y el Patrimonio Cultural


Una vieja estrategia opositora es recurrir a instancias internacionales parcializadas capaces de emitir sentencias escuchando a una sola parte. Quieren generar la matriz de opinión de que nuestra Revolución no preserva ni valora el patrimonio cultural. He aquí cuatro mentiras que vienen difundiendo sobre el Proyecto Leander:

1.Por ser un Bien de Interés Cultural, el Parque Generalísimo Francisco de Miranda no puede ser tocado. La Ley de Patrimonio Cultural no prohíbe las intervenciones de Bienes Declarados, pues esto iría en contra de su desarrollo, sólo condiciona la ejecución de proyectos a la aprobación del órgano rector. El Leander cuenta con el aval del Instituto de Patrimonio Cultural, quien considera que es parte del proceso evolutivo del Parque y que enriquece los valores culturales del país.

2.El Leander atenta contra el “diseño original” del Parque. Desde su concepción fue de carácter didáctico y recreativo y en su concepción original contemplaba un museo que nunca llegó a construirse. Lo que realmente no formaba parte de su diseño son las pistas de trote que se incorporaron años después.

3.Los usuarios del Parque rechazan la construcción del Leander. Solo algunos trotadores y un puñado de arquitectos se han opuesto. Su construcción tiene el respaldo de 5.000 firmas de usuarios y se construye para todos pero, sobre todo, para el disfrute los niños y niñas de Venezuela.

4.El Parque está “peor que nunca” mientras gastan dinero en el Leander. Desde su creación nunca ha tenido buen mantenimiento, pero desde el 2006 se ha invertido en su infraestructura mucho más de lo utilizado en el Leander. Actualmente las autoridades de Inparques están asumiendo con gran responsabilidad su recuperación integral.

Finalmente, para quienes el patrimonio sólo es objeto de ostentación y disfrute de una élite: Señores, si el patrimonio no sirve para generar Identidad y Autoestima Nacional, entonces no sirve para nada.

El turno del Leander


Luego de sortear numerosos obstáculos, esta obra que consiste en la reconstrucción histórica y física del barco insignia de Francisco de Miranda, finalmente se construirá en el Parque Generalísimo Francisco de Miranda, haciéndole ganar un nuevo espacio recreativo y didáctico asociado a nuestra Identidad nacional.

Aunque la obra no afecta el paisajismo patrimonial del parque, ha despertado en algunos arquitectos y usuarios opositores destempladas protestas acompañadas de la consigna: con “mi” parque no se metan. Vale recordar que el Parque GFM no es propiedad de un grupito de trotadores; sino de TODOS sus usuarios sin excepción y, en última instancia, de sus usuarios mayoritarios: Los niños. Por eso, cuando el Presidente Chávez respaldó esta idea en el año 2006 declaró: “montemos a los niños en el Leander, porque ese es el rumbo a la Patria Grande, a la Patria Libre”. Para ellos, sobre todo, se construye el Leander.

La diferencia respecto a la Santa María no es de índole arquitectónica sino simbólica: La primera representaba la colonización de América, el Leander simboliza su liberación. Hemos sorteado con éxito los furibundos ataques judiciales y mediáticos de las colonizadas mentes opositoras y actualmente el ente ejecutor solamente espera la llegada los recursos faltantes para iniciar su construcción en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia.

El Leander volverá a desplegar sus velas con su proa apuntando hacia el Sur. Pero su tripulación ya no será de soldados sino de miles de niños venezolanos, navegando y proyectando hacia el futuro la verdadera historia de la Libertad y la Unidad latinoamericana.

domingo, 25 de julio de 2010

Francisco de Miranda, más allá de La Carraca


De Miranda supimos lo que nos contaron en la escuela: que nos trajo la Bandera, que fue “el Precursor” y que murió en La Carraca. La primera imagen que nos viene a la mente al escuchar el nombre de Miranda, es el cuadro de Michelena, donde el viejo revolucionario, preso y derrotado, aguarda la muerte. Una impresionante obra reproducida hasta el cansancio. Es imposible medir el impacto sicológico que Miranda en La Carraca ha producido en el subconsciente de millones de venezolanos; pero contiene un mensaje evidente: Este es el destino que le espera a quien se le ocurra seguir los pasos de este hombre. Similar al enviado por las autoridades coloniales cuando cortaban, empalaban y exhibían en la Plaza Mayor la cabeza de algún conspirador.

Seguramente Michelena no creó su obra con esa intención ni previó la función ideológica que cumpliría. Pero si Miranda fue un hombre que combatió por la libertad de tres continentes; concibió la idea de “Nuestra América” unida y libre; desafió militarmente al imperio español con un puñado de hombres a bordo del Leander; convenció a un Congreso guabinoso de declarar la Independencia absoluta en 1811 y defendió la 1era. República con el grado de Generalísimo; ¿por qué hemos de recordarlo preso y derrotado?

Ya nadie tiene el monopolio de la imagen, pero en una época donde quien podía imprimir decidía lo que se recordaría, bastaba con publicarla en todos los libros de texto escolares.

Desde el 2006, cuando propusimos la construcción de una réplica del heroico Leander, viene cobrando fuerza una consigna: “Saquemos a Miranda de La Carraca”. ¿Qué significa sacar a Miranda de La Carraca? Significa liberar y difundir sus ideas de Libertad y Unidad latinoamericana con toda su vigencia revolucionaria. Ideas que fueron subversivas hace 200 años y hoy siguen siéndolo en un mundo que se sustenta en la esclavitud mental y la división de los pueblos hermanos. Entender que Miranda todavía tiene mucho que decirnos para el presente y el futuro que hoy construimos inventando o errando.