martes, 17 de agosto de 2010
Pornoperiodismo
Todo el mundo sabe qué es la pornografía. Podría definirse como la comercialización de sexo explícito con fines estimulantes. Como “entretenimiento para adultos” se le considera inofensiva, pero su carácter adictivo la hace uno de los negocios más lucrativos del mundo. Se supone que quien la consume sabe lo que hace, aunque la mayoría de la gente la descubre antes de tiempo. Sin embargo, cuando su lado más morboso pasa a formar parte de la línea editorial de algunos medios, cualquiera que desee estar informado puede ser víctima del ofensivo “periodismo pornográfico”.
El término acuñado por Andrés Izarra en respuesta a CNN recuerda la vieja discusión que intenta establecer la frontera entre erotismo y pornografía. Si existen criterios para distinguir arte de vulgaridad y literatura de panfleto; en el ámbito de la comunicación también los hay para diferenciar información de propaganda.
¿Qué podemos entender como pornografía periodística? No se trata de que las atractivas anclas de los noticieros comiencen a aparecer ligeras de ropa; es la renuncia a la estética y sobre todo a la ética con fines de lucro político. La diferencia entre periodismo y pornoperiodismo no es la ausencia de línea editorial (y por ende ideológica), sino lo que podríamos llamar honestidad editorial vs. soez amarillismo.
El pornoperiodismo es a la comunicación social lo que la pornografía es al sexo: un circo de actores, trucos, acrobacias, luces artificiales y mucho silicón, diseñado para estimular instintos básicos. Este oficio consiste en tomar pedacitos de realidad para minimizarlos o exagerarlos a conveniencia, tergiversarlos, manipularlos. ¿Significa que sólo dicen mentiras? No son tan torpes. Aunque mienten por lo que dicen, mienten más por lo que callan. Buena parte de lo que hace CNN, Fox News, Globovisión, El Nacional, El Universal, entre otros, cabe perfectamente en esta categoría.
¿Tiene argumentos recurrentes? ¿exhibe nuevos actores con el mismo guión? ¿Toma una situación real (inseguridad, corrupción, por Ej.) para distorsionarla con fines políticos? ¿Vive del tubazo, el escándalo, la tragedia, el dolor y el llanto de la gente? ¿Carece de escrúpulos? ¿Miente sin ninguna vergüenza? ¿Es mayor la porción de realidad que omite que la que muestra? ¿Es fábrica de miedos? ¿Da más cobertura a la muerte que a la vida? Se trata de un típico caso de pornoperiodismo.
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