jueves, 4 de octubre de 2012

La increíble y triste historia del “progreso”

Por: Catherine García Bazó

Antes de ser un autobús el progreso fue un ferrocarril.  Sus orígenes  se remontan al siglo XIX, cuando el lema “orden y progreso” se popularizó como expresión de una corriente filosófica denominada positivismo. Especie de culto cientificista inventado por Augusto Comte, en oposición al “iluminismo” que tenía por lema Sapere aude (atrévete a pensar).

El padre de esta idea de progreso creía que formando científicos especialistas en el estudio de la sociedad, se descubrirían sus leyes, como quien descubre una vacuna, la velocidad de la luz o la ley de la gravedad. Con tal conocimiento, sustentado en hechos estrictamente “reales”, se comprenderían y por ende se resolverían los problemas sociales. ¿Que fácil, no?

Así nació la sociología como ciencia. 180 años después abundan los sociólogos y otros científicos sociales, pero ya se sabe que sus investigaciones y descubrimientos no son suficientes para resolver los problemas de la sociedad si los gobernantes carecen de dos requisitos indispensables: sensibilidad social y voluntad política.  

La verdad es que los grandes problemas que impiden el “progreso” de las naciones no suelen ocurrir por falta de conocimiento científico, sino por grandes injusticias como el colonialismo, la explotación y la discriminación en todas sus formas. Enfermedades y prejuicios tan arraigados como el racismo, clasismo, intolerancia religiosa, homofobia o machismo; no se curan por el trabajo de unos cuantos especialistas o asesores. Se requiere una Revolución política, social y cultural, como la que vive Venezuela actualmente, para desafiarlos.

Volviendo a la idea positivista de progreso, en los Estados Unidos, en pleno auge de la industria del acero, la ideología del progreso se materializó en la construcción de ferrocarriles que conquistaban las praderas del lejano Oeste al tiempo que ensanchaban la “civilización”. Ese “territorio salvaje, infectado de búfalos y piel rojas” estaba destinado a progresar. El hobby de muchos hombres civilizados era el tiro al búfalo desde el tren en marcha. A veces los cazaban para comer, pero en la mayoría de los casos lo hacían por entretenimiento.

Con este nuevo “deporte”, que tenía como antecedente el “tiro al indio”, los colonos civilizados lograron, en pocas décadas, dos grandes victorias del progreso estadounidense: Arrinconar en pequeñas reservas, a los sobrevivientes de la población aborigen norteamericana, y reducir la población de búfalos, que se contaban por millones, a especie en vías de extinción. Después del ferrocarril, el mayor exponente del progreso se llamó William Frederick Cody, mejor conocido como Buffalo Bill.

Sorprendentemente, el positivismo y su ideología capitalista de progreso se popularizó en el mundo occidental y se mantuvo vigente durante todo el siglo XX. A principios de los años '60; después de haber progresado tanto, nuestros hermanos norteamericanos se acordaron de la pobre América Latina, y con la buena intención de brindarnos su apoyo económico, político y social, crearon el programa conocido como “Alianza para el Progreso”.

La idea era simple: repartir unos 20 millones de dólares para ayudarnos a “mejorar la vida de todos los habitantes del continente”, para ayudarnos a salir de abajo, pues. ¿A cambio de qué? De casi nada, del compromiso de los EE.UU de cooperar en los aspectos técnicos y financieros.  En otras palabras, a cambio de la soberanía, que se iría perdiendo sutilmente por medio de esta avanzada neocolonial que terminó sirviendo para comprar voluntades, conciencias y gobiernos.

El verdadero objetivo de esta Alianza, recibida con gran beneplácito por la “opinión pública” y muchos gobernantes serviles, ávidos de dinero fresco, era frenar el “mal ejemplo” que la Revolución Cubana le estaba dando al resto de América, al elegir un camino distinto al del progreso capitalista.

La estrategia imperialista fue denunciada públicamente por el Che Guevara en 1961, en el mismo momento de su nacimiento: La Conferencia Internacional de punta del Este (Uruguay). Abriendo su intervención el Che fue al grano citando a José Martí:   “Quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo que compra manda, el pueblo que vende sirve; hay que equilibrar el comercio para asegurar la libertad... El influjo excesivo de un país en el comercio de otro se convierte en influjo político…. Cuando un pueblo fuerte da de comer a otro se hace servir de él. Cuando un pueblo fuerte quiere dar batalla a otro, compele a la alianza y al servicio a los que necesitan de él. El pueblo que quiere ser libre, sea libre en negocios.”  Hoy como ayer, estas palabras de Martí están más vigentes que nunca y sólo para algunos permanece vigente esa ideología capitalista y colonialista de progreso.

En los últimos años de su vida Buffalo Bill reconoció que había sido un error haber eliminado casi por completo una especie de la faz de la tierra. ¿Entenderá algún día Henrique Capriles el error que a causa del progreso neoliberal está llevando a la especie humana al borde de la extinción? Bastaría con que lo entiendan los que piensan votar por él. 


Profesora UBV – Comunicación Social.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Querido amigo opositor…



Ven, vamos a hablar un ratico, te invito a conversar de política. No te asustes, no voy a intentar convencerte de que votes por Chávez, no pretendo que a estas alturas saltes la talanquera. Al contrario, tienes todo el derecho a disentir  del Gobierno mientras no olvides que fue elegido por la mayoría de los votantes venezolanos. De eso se trata la democracia ¿no?, de respetar la opinión de la mayoría y también de las minorías. Fíjate que es algo que debemos valorar porque muchos países  no tienen esta oportunidad. El pueblo de Inglaterra, por ejemplo, tiene el mismo Jefe de Estado desde hace 60 años (la Reina Isabel II) y tampoco puede escoger su Primer Ministro por voto universal. 

Te conozco bien porque te veo todos los días: Estás en mi familia, en mi trabajo, en la plaza, en el mercado… Normal, la última vez que nos contamos alcanzaron el 37% de los votos válidos, que no es poca cosa. Sin embargo, durante años te han hecho creer que formas parte de una mayoría virtual, aunque no sea cierto. Por eso son buenas las elecciones, para volver a contarnos cada cierto tiempo y reconfirmar la voluntad de la verdadera mayoría. 

Conozco las “razones” o más bien las emociones, de tu furibundo antichavismo. He visto el desprecio, la rabia y hasta el odio visceral, que te produce la sola imagen del Presidente. Te he escuchado maldecirlo, insultarlo y hasta desearle la muerte. Te he visto alegrarte con su enfermedad y lamentar su recuperación. Te he oído despotricar de todas sus decisiones y rechazar automáticamente todo lo que te huela a Gobierno. Te he escuchado quejarte de que Chávez habla demasiado, pero hace años decidiste no volver a escucharlo.

Está bien, no es monedita de oro. Pero aunque no te guste ni un poquito es el Presidente de tu país. Sus decisiones te tocan directa o indirectamente, por lo que deberían importarte. Sin embargo, tú escogiste informarte de mala fuente: a través de rumores y chismes de tus amigos opositores, a través de información tergiversada (televisada o impresa) antes que hacerlo de primera mano. Esa es tu decisión y aunque te ahorraría muchos disgustos nadie puede obligarte a escucharlo o leer sus declaraciones en contexto, ni que hagas el esfuerzo de estar mejor informado, ni que intentes corroborar lo que escuchas o lees.

Tu problema es que cuando aceptaste conformarte con una sola versión de los hechos comenzaste a renunciar, sin darte cuenta, a ser ciudadano. Discúlpame la franqueza, pero no se puede ser ciudadano y rebaño al mismo tiempo. Y cuando uno vive en sociedad y deja de ser ciudadano, delega el entendimiento de los fenómenos políticos, delega la soberanía mental, entrega su propia independencia. Y de allí a entregar la Independencia de su país “hay un camino” bien cortico. Finalmente, incapaz de razonar políticamente, de dialogar con argumentos, terminaste siendo presa de los perros de la política. 

Sé que estás convencido de que “ese señor” llegó a la presidencia por culpa de los errores de la 4ta. República y que se ha mantenido tanto tiempo a causa de los errores de la misma oposición. Déjame recordarte que mientras tú sientes que tienes que “calártelo” como si estuviera allí solamente para hacerte infeliz a ti, varios millones de venezolanos agradecen todos los días por tener el Presidente que tienen.

Sé que nunca te sentiste más optimista que ahora. Por primera vez sientes que ahora sí hay un camino para salir de Chávez, crees que estás a punto de despertar de una larga pesadilla. Pese a lo que dicen todas las encuestas de algún prestigio, te has dejado convencer de que esta vez no puedes perder. No quisiera cuestionar tus emociones ni sabotear tu esperanza. Estoy seguro que después del 7 de octubre podrás comprender mejor lo que voy a decirte, pero por favor escucha esto…

Esa transfusión de esperanza artificial te está distorsionando la percepción, te obnubila la conciencia, te bloquea el razonamiento y peor aún te impide ver el riesgo que trae consigo cuando traten de hacerte creer que ustedes ganaron pero hubo un horrendo ¡FRAUDE! orquestado por el rrrrrégimen.

Comprendo que es prácticamente imposible mostrar a alguien los defectos del ser de quien se ha enamorado. Víctimas de Cupido,  la mayoría de los enamorados ven lo que quiere ver, se resisten a ver lo que no quieren y sólo desean escuchar las bondades de su objeto amado. Lo trágico, en este caso, es que tu Cupido habla inglés y a través de todos los medios a su servicio lleva años disparando flechas envenenadas que en lugar de amor hacen florecer el odio.

Te han manipulado con una idea distorsionada de democracia. Te han dicho que se ésta se trata de ser libres para pensar, para hablar y expresar “tus” ideas por cualquier medio. Pero se hacen los locos con la parte difícil de la democracia. Eso que llaman “tolerancia”. Eso que nos permite convivir en sociedad a pesar de las diferencias, que es una de las condiciones para que siga existiendo democracia y, sobre todo, para que haya paz.

Amigo opositor, podemos estar en desacuerdo en muchas cosas, pero estoy seguro de que al igual que yo, tú también quieres que en Venezuela haya paz. Es cierto que algunos opositores fanáticos han llegado a invocar que nos invadan los marines; que el alcohol corra primero por las venas para que después la sangre corra por las calles; que aquí lo que hace falta para salir de Chávez son unos cuantos muertos en alguna manifestación. Es verdad que algunos han contratado francotiradores y paramilitares; es verdad que en este instante muchos le imploran a Dios o al diablo que antes del 7 de octubre termine de ocurrir ese bendito evento catastrófico que cambie la conciencia de los indecisos, pero estoy seguro que tú, siendo una persona sensata, no estás de acuerdo con esos… ¿excesos?

Y estoy seguro de eso porque nadie en su sano juicio puede desear que falte la paz en el lugar donde vive, donde viven sus padres, donde viven sus hijos, donde viven sus seres queridos. Habría que ser muy imbécil o estar psicológicamente muy enfermo para desear algo diferente a la paz. A menos que de verdad no nos importe un comino este país y tengamos la posibilidad de irnos en cualquier momento con toda nuestra familia al extranjero.

El día del simulacro del CNE escuché a tres señoras conversando. Acababa de pasar un grupo de motorizados con banderas, franelas y gorras rojas y en un arrebato de franqueza una de ellas, comentó: “…No los sopoooorto, es algo más fuerte que yo, pero cuando los veo lo que me provoca es entrarle a patadas”. Acto seguido, en tono de quien no mata una mosca, agrega: “les juro que yo no soy así, yo soy la persona más pacííííífica del mundo, pero cuando veo esa gente no sé qué me pasa”.

Le respondí en mi mente: yo sí sé lo que le pasa señora, esa enfermedad que Ud. padece se llama sobredosis de Globovisión. También podría ser de El Universal, de Tal Cual, de El Nuevo País o todos los anteriores. En fin… sobredosis de realidad virtual distorsionada. Sobredosis de odio inoculado. Te sonará exagerado, pero lo que esa señora padece es la fase terminal de una operación de guerra psicológica dirigida contra Chávez pero, sobre todo, contra la Independencia Nacional, que ya tiene más de una década de bombardeos sistemáticos.
 
En contraste con el comentario de esa pobre señora, que en el fondo es una víctima de la guerra que el Imperio nos ha declarado, quiero contarte una pequeña anécdota, que le escuche a un amigo militar. Su hijo de 22 años le preguntó recientemente: -¿Papá por qué tú eres tan chavista si el gobierno a ti no te ha dado ni siquiera una casa? -Mira hijo, es vedad que el Gobierno no me ha dado casa y gracias a Dios tuve la oportunidad de comprármela yo mismo; pero ¿sabes una cosa? Yo he visto entregar cientos de casas a gente que de otro modo jamás habría podido tenerla y eso me hace inmensamente feliz.
 
Esa respuesta me hizo recordar al “loco” Simón Rodríguez, cuando decía: Piensa en todos para que todos piensen en tí. Allí está la clave del país que estamos construyendo. Desde esa altura no se ve por ningún lado “el camino” de la oposición venezolana, porque hace rato que se fue por un abismo: El abismo de la dictadura neoliberal que está arrasando Europa. El abismo del que los venezolanos nos hemos salvado, precisamente, gracias a Hugo Chávez.

Lo último que quiero pedirte, aunque te suene feo, es que te prepares para perder el próximo 7 de octubre. No es que yo sea adivino, pero es claro que perderán por las mismas razones que han perdido todas las elecciones presidenciales desde hace 14 años. ¿Quieres saber por qué? Porque tus líderes son egoístas, porque su camino es groseramente capitalista y porque, pese a todos los esfuerzos de ese diabólico Cupido, no son mayoría.

jueves, 9 de agosto de 2012

Oro venezolano en Londres

Ya no seremos extranjeros
en nuestro propio país.
Tendremos una patria que aprecie
y recompense nuestros servicios.
¡Una Patria! ¡Ah! Esta voz no será más
una voz sin significado en nuestra lengua.

Francisco de Miranda.

1ero. de agosto de 2012. Pocas veces ocurre algo así. Casi todo el país presencia o escucha el combate de Rubén Limardo por la medalla de oro. Son momentos de angustia y emoción indescriptibles. Con el último toque, nuestro héroe asciende al Olimpo del esgrima y lo vemos correr con la bandera tricolor. Minutos después recibe su medalla dorada y el mundo escucha nuestro Himno Nacional en Londres. Emoción y orgullos embargan a toda Venezuela. La emoción de tener Patria y verla brillar en lo más alto. El orgullo de que la victoria lleve el nombre de Venezuela. La emoción de ser Nación.

202 años antes, en la misma ciudad de Londres, tres jóvenes hablan sobre un sueño de libertad con un veterano general de la Revolución Francesa.Están llenos de incertidumbres: ¿Cuántas espadas harán falta para romper un yugo de 300 años? ¿Serán suficientes las nuestras para hacernos independientes? ¿Cómo arrebatarle al Imperio español un continente?
3 de agosto de 2012. Se cumplen 206 años del desembarco de Francisco de Miranda en la Vela de Coro. Hazaña que nos dejó el primer símbolo patrio de Nuestra América. Mientras en Venezuela celebramos el Día de la Bandera, Limardo celebra su cumpleaños 27. La medalla de oro fue el regalo que se dio el campeón venezolano. Ver ondear la bandera de Miranda en Londres el regalo que nos dio a todos los venezolanos.

Julio 1810. Los tres jóvenes reunidos con Miranda en la casa Nro. 27 de Grafton Street, son Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez. Habían viajado desde Venezuela buscando apoyo y reconocimiento de Inglaterra al gobierno constituido en Caracas el pasado 19 de abril. Con este viaje buscan evitar una guerra y a la vez prepararse para la guerra. Más útil que todos los contactos diplomáticos resultó el encuentro con esa leyenda viviente de 60 años que hace apenas cuatro se había rebelado contra el Rey Fernando VII y contra la Monarquía en América.
Un día antes de la victoria de Limardo, Venezuela logra otra victoria sin precedentes: Su ingreso al Mercado Común del Sur. Con este histórico triunfo político, diplomático y económico, de repente sentimos que ahora el Sur queda más cerca. No cabe duda de que unidos somos más fuertes.

Los tres jóvenes le cuentan a Miranda los pormenores de los sucesos del 19 de abril y el viejo General se conmueve hasta las lágrimas. Siente que sus esfuerzos de tres décadas no han sido en vano, sus compatriotas por fin han comenzado a tomar las riendas de su destino, dando ejemplo al resto del continente. Las cosas han cambiado tanto en Venezuela en los últimos meses que le aseguran que su cabeza ya no corre peligro y le invitan a regresar a la Patria para ponerse al frente de las batallas políticas y militares por venir. Su experiencia, su cultura política, sus relaciones internacionales son invalorables para la naciente revolución.

Las mayores alegrías que los venezolanos patriotas recibimos en estos maravillosos días están cosidas, con un hilo de Ariadna, a la gloriosa historia de la lucha por nuestra Independencia y especialmente a dos héroes que nunca dejarán de serlo: Simón Bolívar y Francisco Miranda. Nos hacen recordar las cosas más valiosas que tenemos: una Bandera que ondear, un Himno que cantar, una Patria que defender y amar.

Cuando Andrés Bello conoce la biblioteca de Miranda en Londres queda deslumbrado con semejante tesoro de la cultura universal. No se irá de Grafton Street hasta ser capaz de leer, en su idioma original, los clásicos griegos que Miranda atesoraba como preseas doradas. ¿Qué habrían sentido aquellos patriotas si, adelantándose doscientos años en el futuro, hubieran podido ver la espada de Limardo venciendo en tiempos de paz? ¿Oír el “Gloria al Bravo Pueblo”, sentir la bandera tricolor ondeando en Londres?

Los jóvenes de la delegación que representó a la República Bolivarianade Venezuela regresan cargados de experiencia, diplomas olímpicos y nuevos récords nacionales. Limardo es declarado Héroe Nacional, condecorado por el Presidente Hugo Chávez con la Orden Libertador y recibe una réplica de la espada de Bolívar. ¿Quién mejor que él para valorar este regalo? Sin embargo, anuncia que la donará a su pueblo del estado Bolívar. Los demás son condecorados, con toda justicia, con la Orden Francisco de Miranda en su Primera Clase. Presente y pasado se confunden, se cruzan, se encuentran. Bolívar y Miranda reaparecen por todos lados… Una cosa está clara: Somos la misma historia.

jueves, 19 de mayo de 2011

A los acampantes del "Mayo Español"


A los acampantes del "Mayo Español"

La conciencia social y la conciencia política son cosas que ocurren como un despertar liberador del individualismo. Y cuando ese despertar es colectivo inmediatamente se vuelve contagioso. Lo que comenzó en la Puerta del Sol de Madrid como una pequeña concentración después de una marcha, en dos días se convirtió en fenómeno multitudinario que se extendió a las principales plazas de Barcelona, Valencia y Tenerife.

A las primeras de cambio los medios españoles trataron de ignorar o minimizar la protesta, pero no pudieron impedir que las fotos, las consignas y las pancartas llegaran a los noticieros y primeras planas del mundo. El movimiento pacífico y con visos de catarsis social recuerda al Mayo Francés en sus expresiones festivas y creativas: “Contra el PIB felicidad interior bruta"; "La revolución estaba en nuestros corazones y ahora vuela libre por las calles".

A muchos desconcierta la ausencia de líderes visibles, ideología definida, partidos políticos u objetivos precisos. Pero las preguntas más importantes no son qué quieren o qué pasará después, sino qué está pasando ahora mismo en las plazas y en cada manifestante.

Alguien decía por Twitter que “La última vez que una protesta ciudadana, unas elecciones municipales y la Puerta del Sol se cruzaron, llegó la II República”. Ojalá el despertar alcance para que los hermanos españoles dejen de ser súbditos de reyes, de partidos y del poder del dinero.

Desde esta trinchera mínima vaya un saludo impregnado de solidaridad y simpatía.

Compañeros acampantes:
Desde el otro lado del Atlántico, da gusto sentir sus latidos y escuchar sus voces de indignación. Palabras sencillas de gente sencilla que van desarmando la publicidad del "1er. mundo" como cúspide del desarrollo y la civilización.

Dicen los viejos manuales que no existe praxis revolucionaria sin teoría revolucionaria. También dicen los ateos que es producto del azar la perfección. Y los taxónomos de la política dicen que el unicornio sólo es un animal mitológico. Otros creemos que el deseo profundo de cambiar el mundo ¡PERO YA! es el único poder capaz de engendrar revoluciones.

Mientras los partidos los miran con envidia, mientras la Junta Electoral debate si es o no es legal su modo pacífico de protestar, no olviden que ustedes son poder constituyente en lucha contra el poder constituido. Puede ser que una protesta no cambie el mundo; pero cualquiera que sea el desenlace, el despertar de miles de conciencias ya lo cambió.

Caracas – Venezuela

Leander en construcción


Avanza la reconstrucción del buque insignia de la Expedición Libertadora que en 1806 inició la Guerra de Independencia contra el Imperio español. A diferencia del Leander original, que era de origen escocés y hecho de roble, su replica se hace con tecnología, madera y mano de obra nacional. Hace cinco años propusimos construirlo de este modo como desagravio histórico y el mejor homenaje que podía hacérsele a Francisco de Miranda; quien pasó la mitad de su vida buscando apoyo en el extranjero para libertar a su patria, pero el día que al fin regresó no fue bienvenido por causa del miedo inoculado al pueblo.

En el corazón del Parque Generalísimo Francisco de Miranda se instaló el taller de carpintería naval a cielo abierto. Improvisado astillero donde el arquitecto naval Eduardo Kámenar encabeza un calificado equipo de carpinteros, herreros y técnicos navales. Figura el maestro Ascensión Díaz en cuyas curtidas manos septuagenarias el Leander va tomando forma. De niño aprendió el oficio de su padre que a su vez lo aprendió de su abuelo. Conoce tan bien las distintas especies de madera que no solo las distingue por el color sino por los olores. Cuando vi al maestro Ascensión conversando apasionadamente con el Dr. Elio Reyes del Laboratorio Nacional de Ingeniería Forestal de la ULA, y a cada uno admirado del conocimiento del otro, al fin comprendí eso que llaman “diálogo de saberes”.

De algarrobo será la estructura, de teca el casco y las cubiertas y de saqui saqui algunas partes del mobiliario. Maderas fuertes y nobles como aquel pueblo del mundo que viajando a bordo del Leander izó la primera bandera, navegó bajo juramento y conformó el primer Ejército Libertador de Nuestra América. Fuerte y noble como el pueblo heredero de libertadores que hoy navega en otra revolución que el 5 de julio celebrará 200 años del día que nació la Patria. Nacimiento que fue gestado cinco años antes a bordo del Leander.

¿Por qué tanto empeño en reconstruir un viejo barco de hace dos siglos? Porque servirá de antídoto contra dos enfermedades de alto riesgo: la ignorancia de lo que no se debe desconocer y la mala memoria. Porque el Leander nos ayudará a recordar el momento en que comenzamos a dejar de ser otros para ser nosotros. Porque reconstruyendo las piezas claves de nuestra historia, también se construye el rompecabezas del futuro.

martes, 5 de abril de 2011

Otra Tv es posible


Lo primero que un niño latinoamericano aprende frente al televisor es la vergüenza étnica. No porque escuche mensajes racistas, sino porque la programación comercial importada y nacional es protagonizada por un reparto de actores, animadores y conductores que no se parecen a la población morena, negra, india o mayoritariamente mestiza que puebla Nuestra América.

Lo primero que un niño latinoamericano siente frente al televisor es admiración hacia EE.UU. Asombro ante el “desarrollo” y la opulencia exhibida en la mayoría de las series infantiles y juveniles estadounidenses. Viendo televisión todos hemos sido el mendigo ante la vidriera de la tienda lujosa.

En poco tiempo aprenderá todas las lecciones que harán del niño un consumidor teledirigido: quién vende la mejor hamburguesa; cuál es la bebida coloreada, azucarada y gasificada que beberá el resto de su vida, la pasta que le dejará los dientes “más blancos”, los juguetes que pedirá en cada navidad. Al cabo de un tiempo resultará inevitable que sienta vergüenza de haber nacido en un país tan diferente al que ve por Tv.

Desde la invención de la imprenta a nuestros días la televisión ha sido el arma más poderosa para colonizar el territorio mental de la humanidad. La fórmula más eficaz de distracción para neutralizar el pensamiento. Pese a su tremendo poder modelador de la conducta es el medio conservador por excelencia. Al acudir a ella en busca de entretenimiento es un “enemigo” que siempre nos toma desprevenidos.

Quien crea que la fórmula para superar la televisión comercial es oponerle una televisión “radical”, que fácilmente deviene en aburrida y panfletaria, seguirá estrellándose contra el raiting. La televisión jamás ha impulsado una revolución. No podemos esperar que la televisión cambie el mundo, pero una Tv descolonizadora es posible. Una televisión que invite a pensar en lugar de decirnos qué pensar. Una televisión que no se haga sólo para vender sino pensando en el bien común.

Esto pasa por crear contenidos capaces de competir con los famosos enlatados que vienen de fuera y nos lleva décadas de ventaja en producción, tecnología e industria audiovisual. La televisión posible tiene el desafío de promover el orgullo étnico; la memoria histórica; la identidad; la autoestima nacional, sin sacrificar el entretenimiento y la calidad.

martes, 29 de marzo de 2011

El Imperio está desnudo


El Imperio está desnudo y nadie se atreve a decírselo. “Nadie” excepto algunos enfants terribles de la política periférica como Hugo Chávez, Evo Morales o Mahmud Ahmdineyad. Si Ud. tiene el peor concepto posible de estos personajes tome en cuenta que quien se atreve a decir en voz alta que el Imperio está desnudo es acusado de dictador, terrorista o loco. O todas las anteriores.

Dicen que wikileaks mostró las costuras del Imperio y sacó sus trapitos al aire. Pero ya no exhibe trapos ni costuras porque está desnudo. Paradójicamente, si Ud. enciende el televisor encontrará agencias como CNN, Fox o sus antenas repetidoras (RCN, Globovisión…) negando la realidad. Se deshacen en alabanzas hacia el traje nuevo del Imperio. Un modelo diseñado a la medida del consenso planetario por los sastres de la Organización de las Naciones Unidas. Confeccionado en fino damasco “humanitario” destinado a salvar vidas de civiles inocentes.

El Imperio juega en un tablero de ajedrez que en lugar de enfrentar a dos bandos similares, genera contiendas de gigantes contra peones. Claro, siempre que tengan petróleo u otros botines no menos apetecibles. Este ajedrez mundial está formado por un Rey negro con cuatro reinas a su servicio que, junto a una corte de diez caballos, torres y alfiles serviles, conforman el “Consejo de Inseguridad” de la ONU. Las 177 piezas restantes son peones que hablan y votan en asamblea pero no deciden.

Hay reinas azules y reinas rojas, pero todas se arrodillan ante el dios negro del petróleo y el dios verde del dólar. Las reinas votan o se abstienen pero no vetan. Cada una tiene historia imperial pero hoy son apenas las patas y las pezuñas del Imperio desnudo. Constituyen, para decirlo en criollo, la “cúpula podrida” del planeta.

Resulta evidente que este ajedrez planetario no sólo es antidemocrático sino medieval. Con la aprobación de la resolución 1973 se disolvió de un plumazo la utopía del mundo multipolar. Los puntos cardinales desaparecieron y de pronto todos los caminos conducen a la guerra recolonialista de todos contra uno. Por ser súbditos de tercera categoría nadie escucha la opinión de los peones.

Pero el Imperio no sólo está desnudo, es en realidad una marioneta. Un puñado de criminales fanáticos manipula sus hilos desde la sombra. Habitan en una “tierra prometida” que se extiende desde EE.UU a Israel.