miércoles, 4 de agosto de 2010
Vattimo
En ocasión del V Foro Internacional de Filosofía celebrado en Venezuela del 7 al 14 de julio de 2010, recibimos la visita de algunos reconocidos pensadores de oficio. Quizá el más ilustre de los visitantes fue el italiano Gianni Vattimo, uno de los padres, junto a Jean-François Lyotard, del llamado pensamiento posmoderno. Autor de obras tan leídas como El pensamiento débil; El fin de la modernidad; Creer que se cree; entre otras.
El posmodernismo es una corriente de pensamiento que estuvo muy de moda entre los años 80 y 90 del siglo pasado. Provocadora en sus postulados a menudo mal comprendidos y peor interpretados, terminó siendo portadora de un relativismo de dudosa moral que a menudo se interpretó como “vale todo” y “sálvese quien pueda”. Como consecuencia de su crítica a las utopías y su rechazo a la historia lineal evolucionista (sea capitalista o marxista) se le asoció al pesimismo intelectual. Siempre fue más digerible en el contexto de la Europa “postcomunista” que en la América verde y rebelde que sigue teniendo demasiadas razones para seguir luchando y soñando. ¿Y de qué sirve soñar si no es con cambiar este mundo por otro en que el hombre deje de ser un lobo para el hombre?
Finalmente, por la actitud resignada de muchos de sus defensores más que por sus postulados teóricos y filosóficos se terminó descalificando al posmodernismo como una tendencia conservadora y reaccionaria que a juicio de los más dogmáticos seducía a intelectuales y artistas sin mucha claridad ni compromiso político.
Treinta años después, Gianni Vattimo no se retracta y reivindica el posmodernismo de izquierda. Defiende que se puede ser posmoderno y revolucionario y al respecto declara: Se necesita una revolución. Que la hagan por favor. Nosotros en Europa ya no tenemos la fuerza para hacerla. En otras palabras, la esperanza del mundo entero está en Nuestra América.
Si bien la idea es transformar el mundo y no solamente comprenderlo, como acertadamente decía Marx; la historia del siglo XX nos enseña que su impostergable transformación no puede surgir de un dogma ni, solamente, de los Conceptos elementales del materialismo histórico. Eso sería cometer el error de oponer al Pensamiento Único capitalista otro pensamiento “único” pero de izquierda. Tal vez sea hora de volver a leer a Vattimo. Entender que el futuro, al igual que la historia, no es unidireccional, y sólo se construirá desde la creatividad del pensamiento diverso.
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