viernes, 30 de julio de 2010

Un Patrimonio dentro de otro Patrimonio


Uno de los aspectos menos conocidos de Francisco de Miranda es su pasión por la conservación de los bienes culturales. En plena Revolución Francesa sostuvo un fértil intercambio epistolar sobre este tema con su amigo Quatremère de Quincy, uno de los mayores teóricos del patrimonio artístico. Lo que Miranda no imaginaba es que el barco en el que llegó a Venezuela en 1806, llegaría a ser considerado patrimonio histórico por haber transportado el primer sueño de libertad continental. Actualmente, en el contexto de guerra simbólica que libra la Revolución Bolivariana, el nuevo Leander será un símbolo de soberanía latinoamericana que nos seguirá señalando el camino.

Sus detractores dicen que por culpa de la reconstrucción del Leander (que estará exactamente en el mismo lugar donde estuvo la extinta nao Santa María) el antiguo Parque del Este y actual Parque Generalísimo Francisco de Miranda nunca podrá ser declarado Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.

Esta falsedad fue negada categóricamente por el Instituto de Patrimonio Cultural, que ha dicho lo siguiente: El proyecto “Buque Museo Leander” ha sido desarrollado respetando los valores preexistentes, incorporando nuevas áreas para el disfrute y formación de sus visitantes y usuarios (…) mantiene la integridad y la autenticidad del Parque Generalísimo Francisco de Miranda; respeta los aportes de las diferentes épocas y trata de ser un aporte al Parque y al conocimiento de los momentos más importantes de nuestra historia, como fue la llegada de Miranda con la Bandera Nacional a las costas venezolanas y reconocimiento a un venezolano universal que llevó sus ideas revolucionarios y libertarias por todo el mundo.

Ayer persiguieron, difamaron y pusieron precio a la cabeza de Miranda, pero eso no impidió su regreso triunfal en 1810. En la actualidad, los descendientes ideológicos de los mantuanos se disfrazan de defensores del patrimonio, pero eso no impedirá que el Parque Generalísimo Francisco de Miranda, próximo a cumplir 50 años de existencia, se vista de gala para recibir a este nuevo patrimonio de 200 años de antigüedad.

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