martes, 19 de octubre de 2010

El país sin nombre


Había una vez un país que no tenía nombre. Y como no tenía nombre lo llamaron “estados unidos”. Salvo la alianza de varios estados vecinos, esa denominación nada representaba porque tampoco era un nombre sino una circunstancia. Necesitaban algún referente positivo que los identificara. Es así como adoptaron el nombre del continente apellidándose Estados Unidos de América.

Por la grandeza de sus fundadores suponemos que no hubo premeditación expansionista en el bautizo de la que pudo haber sido una gran República en lugar del Imperio más criminal de la historia. Pero todo nombre, e incluso la ausencia del mismo, acarrea gentilicio. Esto es, la denominación que se da a los ciudadanos de cada región o país. A diferencia de lo que algunos creen, el gentilicio de EE. UU. no es “estadounidense” (palabra que no existe en inglés) sino “american” o “americano”. En este gentilicio se produjo la usurpación de la Identidad Continental y el país que no tenía nombre terminó secuestrando el de todos sus vecinos.

¿Si todo el continente se llama América por qué algunos llaman “americanos” a los habitantes de un sólo país? Seamos del Norte, del Centro o del Sur de América ¿no somos todos americanos? El colmo es que los demás americanos utilicemos la palabra “americanos” para hacer referencia a los habitantes de los Estados Unidos. Y en el mejor de los casos les llamemos “norteamericanos”, lo cual también resulta incorrecto porque mexicanos y canadienses también son norteamericanos.

Un “estadounidense” no puede llamarse a sí mismo de otro modo que no sea “americano”. Pero eso no significa que el resto de los americanos renunciemos a nuestra identidad continental o que aceptemos las denominaciones cargadas de racismo y desprecio que se utilizan desde el norte para desconocer el gentilicio compartido: latinos, hispanos, chicanos, cholos, etc.

Quizá no podamos cambiar la percepción que muchos estadounidenses tienen del resto de los americanos, pero siempre podemos escoger el espejo en el que nos vemos y las palabras para nombrarnos. También podemos realizar una labor educativa explicándole a cada compatriota que se refiera a los estadounidenses como “americanos”, que todos los demás habitantes de este continente somos igualmente americanos. Aun cuando éste fuera el único rasgo que tenemos en común con los estadounidenses americanos.

1 comentario:

  1. Claro, Manuel, la condición de Absque nomine
    o Sine nomine es deliberada: permite siempre anexar o incorporar otras naciones y someterlos a la "unidad nacional" ¿Um, suena conocido?. Desde los inicios los "padres fundadores" de esa nación lo tenían clarito. Siempre tendrán espacio para agregar estrellas a su bandera. Por otra parte, ha sido una usurpación el abrogarse el gentilicio "americano" cuando lo somos todos quienes habitamos, nacimos y trabajamos desde el Estrecho de Bering hasta el Faro de San Juan de Salvamento.

    ResponderEliminar