miércoles, 25 de agosto de 2010
Los papeles de Miranda
Hoy explicaremos el término que da nombre a este blog. Como conocedor de la cultura griega y seguramente inspirado en el término “Politeia” utilizado por Platón, Francisco de Miranda inventó la palabra “Colombeia” para denominar su monumental archivo de 63 tomos. Contiene documentos sobre numerosos temas, cientos de cartas enviadas y recibidas, sus diarios y notas personales.
La Colombeia viene siendo una especie de atlas universal o “enciclopedia de autor” que contiene información de primera mano en castellano, inglés y francés sobre literatura, teatro, música, arte, arquitectura, ciencias, derecho, economía, comercio, agricultura, historia, artes militares, filosofía y política. Recoge los acontecimientos que a finales del siglo XVIII cambiaron el orden mundial, como la Guerra de Independencia de los EEUU y la Revolución Francesa. Contiene también curiosidades como un instructivo para el mantenimiento de las flautas, numerosas partituras, el relato de una boda griega y catálogos de los libros que compraba en cada país que visitaba. La diferencia con cualquier otra enciclopedia es que todo lo que allí aparece fue vivido o conocido personalmente por Francisco de Miranda.
El término Colombeia ha sido traducido como “papeles relativos a Colombia”; pero es, en su conjunto, la mejor autobiografía de quien dedicó su vida a la causa de la libertad y unidad de Nuestra América. Una traducción más apropiada a nuestro parecer, sería “legado para Colombia”, porque los papeles de Miranda son los papeles de América. La herencia del primero de nuestros libertadores, todavía ignorada por la mayoría de los americanos.
A menudo se confunden los términos Colombeia y Colombia. Ambos ideados por Miranda. El primero para su archivo y obra escrita; el segundo, como un nuevo nombre del continente por libertar que se extendía desde México a la Patagonia. Paradójicamente, hoy le sigue dando nombre a una porción de América Latina que todavía espera ser liberada, esta vez, de las garras de otro imperio.
Más de un siglo estuvo extraviado el archivo de Francisco de Miranda hasta que en 1922 un historiador inglés encontró intactos los 63 tomos de la famosa Colombeia. Estaban en la biblioteca familiar de un antiguo ministro de Guerra de Inglaterra, donde habían ido a parar después de ser confiscados en la aduana de Curazao en 1812. El archivo no pudo ser capturado por los españoles debido a que había sido embarcado en un buque inglés anclado en la Guaira un día antes de que Miranda cayera prisionero. Fue así como la Colombeia se salvaría para la posteridad.
Gracias a las gestiones realizadas por Caracciolo Parra Pérez en 1926, el Gobierno de Venezuela compró el archivo por 3.000 libras esterlinas, cumpliendo así la voluntad de Miranda expresada en su testamento previo a la Expedición Libertadora de 1806: “…todos los papeles… se enviarán a la ciudad de Caracas… a poder de mis deudos, o del Cabildo y Ayuntamiento, para que colocados en los Archivos de la Ciudad testifiquen a mi Patria el amor sincero de un fiel Ciudadano y los esfuerzos constantes que tengo practicados por el bien público de mis amados compatriotas”.
Estas palabras dejan ver que Miranda era consciente del valor documental y testimonial de la Colombeia y la veía como memoria de su propia vida. Lo que no imaginaría es que dos siglos después la UNESCO le otorgaría el título de Memoria del Mundo “por su valor excepcional que debe ser preservado para beneficio de toda la humanidad”. Resulta paradójico que Venezuela tenga un Patrimonio mundial prácticamente desconocido por los venezolanos. Una maravillosa fuente primaria de cultura general, historia, ideología y pensamiento político latinoamericano y universal que sólo es del dominio de algunos historiadores.
De la Colombeia se han hecho dos ediciones difíciles de conseguir: “Archivo del General Miranda” y otra totalmente traducida al español pero todavía inconclusa, con el nombre de “Colombeia”. ¿Qué pasaría si todos los niños de Venezuela pudieran contemplar alguna vez esos misteriosos libros con los documentos que Miranda escribió, preservó y organizó con sus propias manos? Seguramente se interesarían en conocer su contenido. Descubrirían que, hace más de 200 años, comenzó en Venezuela el proyecto piloto de un mundo nuevo.
martes, 24 de agosto de 2010
Censura falaz
Una falacia es una trampa argumentativa que hace creíble una mentira. Cuando los periódicos opositores denuncian censura gubernamental por restringir contenidos como la foto de la morgue que exhibía en primera plana cadáveres desnudos en proceso de descomposición, estamos ante una falacia orientada a reforzar una matriz de opinión preexistente. ¿Por qué se trata de una falacia?
La censura siempre surge del temor. El temor del censor a los efectos de la expresión libre del pensamiento. Es, por tanto, una acción ofensiva contra la libertad de expresión que siempre debe ser rechazada. En este caso, la medida dictada por un tribunal viene dada como acción DEFENSIVA (especialmente de los niños y adolescentes) de la agresión premeditada de unos medios sin escrúpulos. Al quedar en evidencia que la extemporánea foto ni siquiera tiene valor noticioso, han confesado su intención de crear un “shock”. A falta de argumentos dicen que se trató de un acto de “desobediencia civil”.
Si una pareja fuera sancionada por realizar actos sexuales en una plaza pública, nadie diría que se está censurando el derecho a expresar libremente su amor. Tampoco es válido que alegaran en su defensa que lo hicieron intencionalmente para llamar la atención sobre el alto costo de una habitación de hotel.
Si un exhibicionista se mostrara desnudo al lado del quiosco de periódicos que se encuentra muy cerca de la salida de una escuela todo el mundo condenaría esa actitud y nadie dudaría en exigir que se aplique la ley contra el infractor. Sólo un necio sostendría que se está censurando la libertad de expresión del pobre exhibicionista.
Si hasta los editores de revistas eróticas y pornográficas moderan las fotos de sus carátulas, cubren las partes que pueden resultar ofensivas y colocan una visible advertencia de que se su venta está prohibida a menores de edad, ¿por qué ha tolerarse este ejercicio de ”pornoperiodismo” sin límites por parte de El Nacional y Tal Cual?
Reprimir una conducta delictiva y antisocial no puede calificarse de censura. Es legítima defensa por parte de un Estado obligado a proteger a sus ciudadanos. La supuesta censura en este caso es trampa y chantaje. Saben que hicieron algo intolerable, pero su juego es muy simple: provocar para luego presentarse ante el mundo como víctimas de censura.
martes, 17 de agosto de 2010
Pornoperiodismo
Todo el mundo sabe qué es la pornografía. Podría definirse como la comercialización de sexo explícito con fines estimulantes. Como “entretenimiento para adultos” se le considera inofensiva, pero su carácter adictivo la hace uno de los negocios más lucrativos del mundo. Se supone que quien la consume sabe lo que hace, aunque la mayoría de la gente la descubre antes de tiempo. Sin embargo, cuando su lado más morboso pasa a formar parte de la línea editorial de algunos medios, cualquiera que desee estar informado puede ser víctima del ofensivo “periodismo pornográfico”.
El término acuñado por Andrés Izarra en respuesta a CNN recuerda la vieja discusión que intenta establecer la frontera entre erotismo y pornografía. Si existen criterios para distinguir arte de vulgaridad y literatura de panfleto; en el ámbito de la comunicación también los hay para diferenciar información de propaganda.
¿Qué podemos entender como pornografía periodística? No se trata de que las atractivas anclas de los noticieros comiencen a aparecer ligeras de ropa; es la renuncia a la estética y sobre todo a la ética con fines de lucro político. La diferencia entre periodismo y pornoperiodismo no es la ausencia de línea editorial (y por ende ideológica), sino lo que podríamos llamar honestidad editorial vs. soez amarillismo.
El pornoperiodismo es a la comunicación social lo que la pornografía es al sexo: un circo de actores, trucos, acrobacias, luces artificiales y mucho silicón, diseñado para estimular instintos básicos. Este oficio consiste en tomar pedacitos de realidad para minimizarlos o exagerarlos a conveniencia, tergiversarlos, manipularlos. ¿Significa que sólo dicen mentiras? No son tan torpes. Aunque mienten por lo que dicen, mienten más por lo que callan. Buena parte de lo que hace CNN, Fox News, Globovisión, El Nacional, El Universal, entre otros, cabe perfectamente en esta categoría.
¿Tiene argumentos recurrentes? ¿exhibe nuevos actores con el mismo guión? ¿Toma una situación real (inseguridad, corrupción, por Ej.) para distorsionarla con fines políticos? ¿Vive del tubazo, el escándalo, la tragedia, el dolor y el llanto de la gente? ¿Carece de escrúpulos? ¿Miente sin ninguna vergüenza? ¿Es mayor la porción de realidad que omite que la que muestra? ¿Es fábrica de miedos? ¿Da más cobertura a la muerte que a la vida? Se trata de un típico caso de pornoperiodismo.
viernes, 6 de agosto de 2010
La batalla de Maratón
2010 es un año para celebrar la libertad. Venezuela y otros países de América Latina conmemoramos 200 años de haber dado pasos irreversibles hacia la Independencia política y la República Helénica conmemorará 2.500 años de una gesta que preservó su libertad. Se trata de la histórica batalla de Maratón. La primera derrota que Grecia propinó al imperialismo persa, que no había sido derrotado durante décadas.
Cuenta la leyenda que los soldados atenienses dijeron a sus mujeres que si no regresaban antes de la próxima puesta del sol mataran a sus hijos y se suicidaran para no caer en manos del enemigo, que había amenazado con violarlas y asesinarlas junto a sus parientes. Los griegos ganaron la batalla pero les tomó más tiempo de lo previsto. Entonces, el soldado más veloz llamado Filípides, fue enviado a la ciudad de Atenas, situada a cuarenta y dos kilómetros de la planicie de Maratón.
Aún agotado por la batalla Filípides corrió con todas sus fuerzas y antes de que se ocultara el sol llegó para impedir el sacrificio. Apenas entró a la ciudad cayó al suelo extenuado y sólo alcanzó a pronunciar la palabra “niké” antes de morir. Niké significa victoria. En homenaje a esta heroica carrera se le dio el nombre de Maratón a la que por mucho tiempo fue la máxima prueba de resistencia de los juegos olímpicos modernos.
Cuando en 1786 Francisco de Miranda estuvo en Grecia visitó Maratón para estudiar en el terreno la estrategia utilizada por el general griego Milcíades contra el ejército invasor. Experiencia que para Miranda dejaría huella en su formación como estratega militar antes de su participación en la Revolución Francesa y en la Independencia de Venezuela.
La batalla de Maratón no es una efeméride solamente para los griegos sino para los luchadores por la libertad en todas las épocas y en todo el mundo. Como diría el patriota republicano español Eduardo Pons Prades: las guerras van cambiando de nombre, la causa por la libertad es siempre la misma.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Vattimo
En ocasión del V Foro Internacional de Filosofía celebrado en Venezuela del 7 al 14 de julio de 2010, recibimos la visita de algunos reconocidos pensadores de oficio. Quizá el más ilustre de los visitantes fue el italiano Gianni Vattimo, uno de los padres, junto a Jean-François Lyotard, del llamado pensamiento posmoderno. Autor de obras tan leídas como El pensamiento débil; El fin de la modernidad; Creer que se cree; entre otras.
El posmodernismo es una corriente de pensamiento que estuvo muy de moda entre los años 80 y 90 del siglo pasado. Provocadora en sus postulados a menudo mal comprendidos y peor interpretados, terminó siendo portadora de un relativismo de dudosa moral que a menudo se interpretó como “vale todo” y “sálvese quien pueda”. Como consecuencia de su crítica a las utopías y su rechazo a la historia lineal evolucionista (sea capitalista o marxista) se le asoció al pesimismo intelectual. Siempre fue más digerible en el contexto de la Europa “postcomunista” que en la América verde y rebelde que sigue teniendo demasiadas razones para seguir luchando y soñando. ¿Y de qué sirve soñar si no es con cambiar este mundo por otro en que el hombre deje de ser un lobo para el hombre?
Finalmente, por la actitud resignada de muchos de sus defensores más que por sus postulados teóricos y filosóficos se terminó descalificando al posmodernismo como una tendencia conservadora y reaccionaria que a juicio de los más dogmáticos seducía a intelectuales y artistas sin mucha claridad ni compromiso político.
Treinta años después, Gianni Vattimo no se retracta y reivindica el posmodernismo de izquierda. Defiende que se puede ser posmoderno y revolucionario y al respecto declara: Se necesita una revolución. Que la hagan por favor. Nosotros en Europa ya no tenemos la fuerza para hacerla. En otras palabras, la esperanza del mundo entero está en Nuestra América.
Si bien la idea es transformar el mundo y no solamente comprenderlo, como acertadamente decía Marx; la historia del siglo XX nos enseña que su impostergable transformación no puede surgir de un dogma ni, solamente, de los Conceptos elementales del materialismo histórico. Eso sería cometer el error de oponer al Pensamiento Único capitalista otro pensamiento “único” pero de izquierda. Tal vez sea hora de volver a leer a Vattimo. Entender que el futuro, al igual que la historia, no es unidireccional, y sólo se construirá desde la creatividad del pensamiento diverso.
martes, 3 de agosto de 2010
Una Bandera para Nuestra América
Hace exactamente 204 años, después de seis meses de travesía e innumerables sacrificios, un hombre acompañado del primer ejército libertador de Nuestra América pisó tierra firme.
Después de derrotar al enemigo que intentaba impedir su desembarco (en la que puede considerarse la primera batalla victoriosa por la Independencia Continental) lo primero que hizo Francisco de Miranda en la Vela de Coro fue arrear la bandera imperial que durante 300 años había ondeado en la mitad del continente americano. Acto seguido izó en su lugar una nueva bandera que aportaba el azul a los ya conocidos rojo y amarillo. Fue el primer símbolo patrio de una América Latina no española.
Pese a las muchas leyendas que pretenden explicar el significado de sus colores, no existe consenso sobre la simbología atribuida por Miranda a su tricolor. Ni siquiera tenemos plena certeza del orden de los colores de la bandera que venía a bordo del Leander, toda vez que algunos testimonios de la época revelan que pudo haber sido azul, amarillo y rojo.
Se le conoce como Bandera Madre por ser la que dio origen a las actuales banderas de Venezuela, Colombia y Ecuador. Sin embargo, dada la pretensión continental del sueño mirandino, de haberse logrado la anhelada unión en una sola gran República desde México hasta Argentina, seguramente nuestro tricolor no sería la bandera de sólo tres países sino de toda Nuestra América.
Ya es tiempo de que la unidad espiritual y simbólica de América Latina tenga su propia Bandera. Aunque todavía falte camino por recorrer para lograr la completa unión política, económica y cultural del continente, tener una bandera de la Unidad Latinoamericana sería un excelente comienzo.
La UNASUR podría convocar un concurso en el que niños, jóvenes, adultos, profesionales y aficionados, podrían participar en igualdad de condiciones. Las bases las podría establecer una Comisión internacional a la que nos atrevemos a hacer una sola sugerencia: En honor a la bandera traída por Francisco de Miranda en 1806, madre de tres de nuestras actuales banderas nacionales, la propuesta de Bandera Continental deberá incluir en su diseño los colores: amarillo, azul y rojo.
Feliz día de la Bandera que -sea cual sea nuestra ideología- venezolanos, colombianos y ecutorianos llevamos en el corazón gracias a Miranda.
Después de derrotar al enemigo que intentaba impedir su desembarco (en la que puede considerarse la primera batalla victoriosa por la Independencia Continental) lo primero que hizo Francisco de Miranda en la Vela de Coro fue arrear la bandera imperial que durante 300 años había ondeado en la mitad del continente americano. Acto seguido izó en su lugar una nueva bandera que aportaba el azul a los ya conocidos rojo y amarillo. Fue el primer símbolo patrio de una América Latina no española.
Pese a las muchas leyendas que pretenden explicar el significado de sus colores, no existe consenso sobre la simbología atribuida por Miranda a su tricolor. Ni siquiera tenemos plena certeza del orden de los colores de la bandera que venía a bordo del Leander, toda vez que algunos testimonios de la época revelan que pudo haber sido azul, amarillo y rojo.
Se le conoce como Bandera Madre por ser la que dio origen a las actuales banderas de Venezuela, Colombia y Ecuador. Sin embargo, dada la pretensión continental del sueño mirandino, de haberse logrado la anhelada unión en una sola gran República desde México hasta Argentina, seguramente nuestro tricolor no sería la bandera de sólo tres países sino de toda Nuestra América.
Ya es tiempo de que la unidad espiritual y simbólica de América Latina tenga su propia Bandera. Aunque todavía falte camino por recorrer para lograr la completa unión política, económica y cultural del continente, tener una bandera de la Unidad Latinoamericana sería un excelente comienzo.
La UNASUR podría convocar un concurso en el que niños, jóvenes, adultos, profesionales y aficionados, podrían participar en igualdad de condiciones. Las bases las podría establecer una Comisión internacional a la que nos atrevemos a hacer una sola sugerencia: En honor a la bandera traída por Francisco de Miranda en 1806, madre de tres de nuestras actuales banderas nacionales, la propuesta de Bandera Continental deberá incluir en su diseño los colores: amarillo, azul y rojo.
Feliz día de la Bandera que -sea cual sea nuestra ideología- venezolanos, colombianos y ecutorianos llevamos en el corazón gracias a Miranda.
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